Municipales
Ley Ómnibus
Tras una votación que enfrenta a la UCR con la historia, Lousteau quiere hacer control de daños
Hay una tradición de la Unión Cívica Radical (UCR) que viene de las épocas de Ricardo Balbín en el sentido de que “quien gana gobierna y quien pierde acompaña”.
La interpretación de ese principio pasó está semana por el recuerdo que del mismo hicieron miles de militantes y dirigentes y van desde quienes aplauden sin cuestionamientos hasta quienes señalan que hubo una importante claudicación de la cual quedará una mancha histórica.
Obviamente, todo esto tiene que ver con la votación favorable y en general a la ley Ómnibus por parte del bloque de diputados nacionales que comanda el cordobés Rodrigo de Loredo.
La teoría del acompañamiento esgrimida hace décadas se puso en serios cuestionamientos sobre sus alcances. Esto es porque De Loredo hizo gala de masoquista en las tres jornadas que duró el debate en el recinto de la cámara baja dado que recordó al oficialismo todo el destrato sufrido, que va desde ser acusados de coimeros, colectivistas, destituyentes y varios calificativos más.
Además, la normativa propuesta, tal como estaba presentada, adolecía de serías irregularidades no sólo formales contrarias a un reglamento legislativo, sino contra la constitución misma.
Lo cierto es que De Loredo en la cámara baja, junto a Martín Lousteau, presidente del comité nacional, parecen ser las dos cabezas de un esquema dominante en el cual se ofrecen distintas recetas según quién demande, como se verá a continuación.
SE VIENE LA ENFERMERÍA DE LOUSTEAU
El frustrado candidato a la intendencia de Córdoba Capital fue cascoteado hasta el cansancio en las redes, no sólo por el kirchnerismo, sino por varios sectores radicales que le endilgaron una servil obsecuencia a la Casa Rosada vaya a saberse para qué cuestión.
En tanto, el senador Lousteau fue increíblemente silencioso en los días en que la agenda de la ley Ómnibus ardía por los cuatro costados.
Muchos dirigentes anticipan que Lousteau esperará a la votación en particular, que se haría entre el martes y el miércoles, para después empezar a recoger heridos en ambulancia y hacer control de daños, que, en buen romance, es hacer una serie de contactos con quienes para nada querían saber de la aprobación de la ley Ómnibus y menos del DNU.
Transcurridos estos hechos de dominio público, el tema es saber cómo los mismos impactan puertas adentro del partido de Alem. En la lista de hechos ingresan, claro está la comandancia ejercida por De Loredo, y la votación afirmativa 32 de los 34 legisladores radicales, dado que votaron en contra de la ley el neurocientífico Facundo Manes y su colega de bancada Pablo Juliano.
EL FOCO SOBRE MANES
Sobre Manes hay puesta una lupa desde que éste, con acendrado histrionismo y puesta en escena, lanzó a los cuatro vientos su postura negativa al proyecto oficialista y apostó un pleno a que una decena de pares lo seguiría, pero esa apuesta está perdida por el momento.
Manes, si obtenía mayores seguimientos y junto a su hermano Gastón al frente de la convención nacional, ofrecería una plataforma de salida alternativa y confrontativa con Lousteau, con De Loredo y con otros dirigentes, pero por el momento no hay luz al final del túnel
Se nota que mucho habrá que conversar con quienes hasta hace unos días transitaban un camino de tibia tonalidad altisonante como el entrerriano Pedro Galimberti o el formoseño Fernando Carbajal, quienes levantaron su mano el viernes.
También están allí en la lista de posibles acercamientos los legisladores de Jujuy que responden a Gerardo Morales, pero allí hay otra cuestión porque se trata de una provincia donde la UCR es oficialismo y necesita como el agua más recursos.
ACREEDOR DE CRÍTICAS
En la lista de quienes para nada estarían junto a Manes aparecen legisladores que se han hecho acreedores de palabras nada simpáticas por parte de sus correligionarios. Son muchos, pero se destacó en la semana el arsenal de críticas el hombre de Santa Fe y ex titular del partido a nivel nacional, Mario Barletta.
Barletta, fue alcanzado por un ruido más que importante porque fue uno de los primeros en pronunciarse para votar afirmativamente la ley Ómnibus, sino también fue de los primeros en anticipar su apoyo a las facultades delegadas, cuestión a la cual muchos sectores de la sociedad le pusieron una luz de alerta dado el temperamento del actual presidente, que está desesperado por instalar su política de schock.
Esta actitud del representante litoraleño potenció las críticas cuando todos recordaron su amargo y anodino paso al frente del comité nacional y su escaso protagonismo para requerirle al aliado de ese entonces, Mauricio Macri, mayor protagonismo radical en la alianza Juntos por el Cambio.
Alguna anécdota de color lo deja más que pintado en su pasividad. Por ejemplo, en el 2016 cuando se cumplía el primer centenario del primer gobierno radical de Hipólito Yrigoyen, se quedó dormido, y poco o nada hizo al respecto. Esa quietud fue aún más que resaltada cuando su ex correligionario -y por entonces recién ingresado al kirchnerismo- Leopoldo Moreau, organizó un congreso alusivo a esa efeméride y dejó mal parado a aquél. Eso, muchos afiliados de la boina blanca jamás se lo perdonarán.
En resumidas cuentas, el bloque radical de Diputados sigue estando en la mira como punto de partida para observar, a su vez, el futuro de la correlación de fuerzas a nivel partidario y a nivel nacional. Con anécdotas, acciones y debates internos, se constituyó en un ámbito desde donde parten señales que marcarán el rol histórico que le tocará jugar al radicalismo en una coyuntura que lo tiene, desde su condición de opositor, en alguien demasiado amigable con el poder nacional. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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