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La UCR complaciente
Silencio, cargos y corrupción: Maxi Abad en la mira
Tomar la decisión de definir una postura del radicalismo bonaerense frente a contextos que presionan fuerte para dar respuestas no ha sido un fuerte en el titular del comité provincia de la UCR, Maximiliano Abad.
El difícil laberinto en que ingresó el radicalismo después de las elecciones se presenta ahora muy desfavorable como para marcar un rumbo con certezas, pero Maximiliano Abad juega contra la corriente y la coyuntura lo presenta arando el terreno para sembrar sólo dudas.
El partido de Alem es víctima de tironeos entre quienes señalan que no hay que sucumbir a especulaciones y declararse férreos opositores a la Casa Rosada y aquellos que, como Abad, sólo critican al reciente gobierno kirchnerista, omitiendo toda mención crítica de la gestión oficialista libertaria. Como si esperara alguna oferta desde Balcarce 50.
PURA TIBIEZA
El senador nacional por la provincia de Buenos Aires hizo esta demostración de tibieza en las redes cuando se refirió a la inflación de dos dígitos de enero como un dato de la realidad autónomo de la actual gestión económica.
No sólo eso. En forma inconsulta con sus correligionarios, abrió espacios para un llamado a consensos y acuerdos con un gobierno nacional que tildó al partido centenario de “traidor”, “coimero” y “corrupto” como una suerte de anticipo de lo que le puede llegar cuando se trate algún proyecto del ejecutivo en el Senado.
La postura excesivamente acuerdista de Abad fue criticada en los pasillos legislativos y partidarios por muchos sectores, mientras que otros optaron por un silencio preocupante. Aquel silencio que suele dar señales de que algo anda mal cuando las miradas apuntan hacia el entorno del dirigente marplatense.
Una prueba de ello es que, salvo algunos casos individuales, no hubo mayores acompañamientos para la propuesta de quien hasta ayer ocupó una banca de legislador por la quinta sección electoral.
Lo cierto es que hubo confusión con la forma de interpretar al presente de Abad, quien de esta manera quedó más cercano al llanto de Rodrigo De Loredo y su frustración por la caída de la ley Ómnibus o del ministro de Defensa, Luis Petri, y su convocatoria a sumarse al gobierno libertario, que tuvo menos eco que un llamado en el desierto.
FORZAR LA CONTINUIDAD
Abad fuerza la continuidad de la UCR en Juntos por el Cambio y, al decir de sus expresiones públicas en redes, sigue insinuando que esa continuidad será pasiva e incondicional, y esto es lo que atrae críticas de muchos sectores como aquellos que siguen a Facundo Manes, Juan Manuel Casella y Federico Storani, aunque sean de la oposición partidaria.
El tironeo se siente más fuerte cuando debe dar batalla al discurso claramente opositor que destila el comité nacional, a través del economista Martín Lousteau, quien no deja dudas del rechazo a las iniciativas del libertario Javier Milei.
Es muy probable que Abad esté convencido de lo que hace y que la ratificación de una postura panoficialista -como furgón de cola de La Libertad Avanza- sea una adaptación a los tiempos de lo que fue la campaña, en la cual acompañó a la actual ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Sobre esto el titular del partido provincial no convocó a debate alguno ni está en sus planes hacerlo.
Abad pretende liderar esta corriente pletórica de espíritu acuerdista, sea porque hay un convencimiento político o personal, como cuando acordó con Axel Kicillof para que éste designara a uno de los suyos al frente del estratégico Tribunal de Cuentas, a cambio de promesas por cargos judiciales VIP que aún están muy lejos de concretarse.
LA CORRUPCIÓN SACUDIÓ FUERTE
El legislador nacional no sólo quedó bajo la lupa por una insípida definición política, sino por su alarmante pasividad frente al caso de un nuevo episodio de corrupción en la Legislatura que tuvo como protagonista al militante radical Hugo Muguerza, equiparando de esta manera al caso de Julio “Chocolate” Rigau.
Las treinta y nueve tarjetas que al parecer Muguerza no coleccionaba para un pasatiempo, no conmovieron mucho al titular del comité provincia.
Abad simplemente mandó a emitir un breve comunicado en el que parecía jugar a una interna con la junta central de La Plata, en la cual está afiliado el nuevo “Chocolate” y lejos estuvo de liderar alguna campaña de transparencia o pedido de profundizar la investigación judicial.
En este sentido, si el primer caso que conmovió al país puso en la mira al radicalismo, este segundo episodio agrava aún más la situación porque hay un “correligionario” sobre el cual la opinión pública no hace muchas diferenciaciones, pero espera que el máximo responsable de la conducción partidaria tenga mayores reflejos que los de un posteo en las redes.
Las presiones hacia Abad se harán más que palpables a medida que la reactivación de esta investigación por corrupción muestre más señales de reactivación con indagatorias, citaciones y por qué no pedidos de explicación en sede judicial de muchos dirigentes cercanos.
Una causa penal de estas características ubica más a Abad y a la primera línea radical bonaerense en la explanada donde más cómoda está la “casta”, es decir, recaudando dinero fácil que le pertenece a los contribuyentes sin cargo de conciencia alguno.
Una molesta contradicción para un senador nacional que quiere dar señales de amor hacia un gobierno libertario que justamente detesta todas las prácticas históricas de un profesionalismo político que estaría muy alejado de un discurso basado en la ética pública. (www.REALPOLITIK.com.ar)
ETIQUETAS DE ESTA NOTA
UCR, Federico Storani, Luis Petri, Martín Lousteau, Facundo Manes, Axel Kicillof, Juan Manuel Casella, Maximiliano Abad, Rodrigo de Loredo, Julio Chocolate Rigau, Hugo Muguerza¿Qué te parece esta nota?
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