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3 de abril de 2024 | Nacionales

Salud

La gestión “exquisita” de Mario Russo

"El gobierno considera que la gestión es exquisita", aseguró el vocero Manuel Adorni cuando se le preguntó sobre la labor que desempeña el ministro de Salud en medio de la más grave epidemia de dengue en la Argentina. Y ante la consulta de si se evaluaba un pedido de renuncia, fue igualmente taxativo: "Claro que está ratificado por Javier Milei".

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La definición no pudo ser más oportuna. Desde todos los sectores de opinión pública hay duras críticas al manejo sanitario de Russo, aún de quienes se consideran sus amigos o lo conocen por su gestión en ámbitos de la salud pública como su rol como director en nombre del ejecutivo de la provincia de Buenos Aires al frente del hospital de Alta Complejidad Néstor Kirchner, más conocido como El Cruce, en la localidad de Florencio Varela, cargo que ocupó hasta diciembre de 2019. Antes, incluso, estuvo a cargo de otras gestiones críticas en el exigido conurbano, por ejemplo, en el Polo Sanitario Malvinas Argentinas a cargo de la Unidad de Cardiología. También fue secretario de Salud de los municipios de San Miguel y más tarde de Morón, distrito en el que luego pasó a ejercer como secretario de Gobierno. El puesto lo abandonó para hacerse cargo de la secretaría de Coordinación de Políticas Sanitarias y de Planificación y Contralor Sanitario durante la gestión de María Eugenia Vidal.

Es decir, Russo no es un ajeno a las políticas sanitarias y, muy por el contrario, está involucrado y conoce bien el sistema público en territorios complejos, donde no solo se concentran los mayores índices de pobreza sino, al mismo tiempo, los más grandes prestadores de salud, un tramado que no se deja conducir fácilmente, en algunos casos con fuerte poder de lobby.

Por eso lo que más asombra de Russo no es su bajo perfil, sino su capacidad para ganar tiempo en la epidemia del dengue. ¿Por qué lo hace?

Parece claro, aunque es difícil que se lo reconozca.

Luis Caputo no tenía previsto presupuesto para la compra de vacunas durante este año. No solo eso, sino que tampoco tiene tiempo para mantener reuniones con organismos de financiamiento externo que podrían facilitarla, como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Piensa, además, que esa capacidad de crédito blando y a largo plazo puede necesitarse seguramente para alguna otra emergencia. Russo, por su lado, está convencido de que la epidemia de dengue no podrá ser resuelta este año y que aún será peor el año próximo. Entonces, ¿para qué el gasto de comprar vacunas que solo estarán disponibles para una porción de la población, donde ya está concluida la fase 3, que es en la franja etaria hasta los dieciséis años?.

La Comisión Nacional de Inmunidad (CONAIN) cuya titular es la doctora Ángela Gentile, no solo recomendó la compra de vacunas que estuvieran disponibles, sino que propuso un plan de inoculación focalizado en las provincias del norte, que seguirán padeciendo la epidemia hasta mediados del año. O, peor, quizás nunca tengan una temporada sin contagios como sucederá un poco más al sur, en el AMBA, donde se espera que a fines de abril ya no habrá mosquitos hasta por lo menos noviembre.

El ministro de Salud tardó en convocar a la CONAIN, reunión que finalmente concretó el 7 de marzo, pero solo informó del encuentro la semana pasada, cuando la doctora Gentile habló en una entrevista televisiva el encuentro. Para los científicos, Russo interpretó de "modo erróneo" el informe presentado por la CONAIN. Incluso se molestaron porque llegó a considerar que la recomendación estaba basada más en intereses económicos que sanitarios. Mientras tanto, pasa el tiempo. Y, se puede suponer, él rezaba para que finalmente llegue el frío al AMBA y los casos inicien la curva de descenso, lo que se estaría verificando. Por lo menos, en la Ciudad de Buenos Aires.

Ayer, agobiado por las presiones, el gobierno le pidió a Russo que emitiera un comunicado de prensa donde, como era previsible, le echó la culpa a los medios. Y habló con un solo medio.

La película seguirá tal como ya está prevista. El estado no comprará las vacunas, el ministro no pondrá la cara y el dengue bajará o no según la presencia de mosquitos.

Si esa gestión no es exquisita. ¿Qué otra cosa puede serlo?. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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