Nacionales
Nada más parecido a una escribanía
Sin elecciones y con lista de unidad, la casta peronista se quedó con el PJ porteño
De las duras derrotas puede aprenderse y recalcular, o limitarse a cuidar los quioscos. Por más que las bases del PJ reclamen el recambio de la dirigencia a través de la realización de elecciones abiertas y transparentes, la cúpula porteña dio la primera señal de que esos reclamos no serán escuchados.
De este modo, pese a las críticas y cuestionamientos que recibe habitualmente La Cámpora, Mariano Recalde, senador nacional, renovará en la presidencia, mientras que Juan Manuel Abal Medina, quien lanzó su candidatura para ese cargo, deberá conformarse con la vicepresidencia tercera.
El acuerdo sellado por la CGT, el Movimiento Evita, el Nuevo Espacio de Participación (NEP) y La Cámpora, entre otros, le asignó a la ex ministra de Trabajo, Kelly Olmos, del NEP, la vicepresidencia segunda. Este espacio es conducido por el ex asesor presidencial Juan Manuel Olmos.
El secretario General de UPCN, Andrés Rodríguez, irá a la cabeza de los congresales nacionales y el titular de la auditoría General de la Nación, Juan Manuel Olmos, presidirá el Congreso del partido. La secretaría General del Consejo Metropolitano la ocupará Javier Andrade, de La Cámpora, y en la presidencia del instituto de Formación Política continuará el legislador Juan Manuel Valdés (Bicentenario).
Rodríguez y Olmos fueron los encargados de cerrar el reparto de las candidaturas. Mientras que el primero apoyaba a Abal Medina, Olmos levantaba la reelección de Recalde. Las únicas asperezas en el reparto de cargos tuvo lugar en los ámbitos de las comunas.
Tal como viene sucediendo en el PJ, la posibilidad de consultar a los afiliados genera ictericia, por lo que se la evita a toda costa. Un reparto con todos adentro permite la supervivencia de la casta partidaria.
El peronismo porteño no aprende más. En lugar de intentar ampliar sus bases y promover la renovación de liderazgos, insiste en impedir la participación de sus afiliados para que la dirigencia atornillada sobreviva. Más casta no se consigue, aunque esto implique la resignación de cualquier posibilidad de competir con chances en una elección general. Algo que, por otra parte, ni se animan a imaginarse. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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