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En un mundo donde la tecnología se entrelaza cada vez más con la política, el live streaming ha surgido como una herramienta poderosa que promete mayor transparencia y una comunicación directa entre los políticos y los ciudadanos.
Pero, ¿realmente nos proporciona una ventana clara hacia las verdaderas intenciones y acciones de nuestros líderes, o simplemente nos muestra una versión cuidadosamente curada de la realidad?
¿Un escenario para la verdad o para la performance?
La tecnología de transmisión en vivo ha transformado la forma en que consumimos eventos en tiempo real, desde conciertos hasta conferencias y, de manera más significativa, la cobertura política. Plataformas como YouTube, Facebook Live y Twitch han democratizado el acceso a eventos políticos, sesiones parlamentarias y discursos, permitiendo que cualquier persona con conexión a internet sea testigo de la política en acción sin filtros editoriales.
Este fenómeno promete una era de transparencia sin precedentes, donde los ciudadanos no solo son espectadores, sino participantes activos en el diálogo político. Sin embargo, con el poder de la transmisión en vivo viene la responsabilidad. Los políticos y partidos pueden utilizar esta herramienta no solo para informar, sino también para manipular.
La capacidad de transmitir directamente a millones de personas lleva consigo la tentación de escenificar eventos, seleccionar cuidadosamente los ángulos de cámara y manipular el contexto en el que se presentan las noticias y decisiones políticas.
La pregunta que surge entonces es: ¿Es el live streaming un paso hacia una mayor honestidad y apertura, o simplemente otra plataforma para la construcción de una narrativa política controlada? La respuesta no es sencilla y varía según el contexto y la intención detrás de cada transmisión.
La doble cara de la tecnología
En algunos países, el live streaming de sesiones parlamentarias y tribunales ha resultado en una mayor participación ciudadana y ha ayudado a mantener a los funcionarios electos bajo escrutinio. Por ejemplo, en naciones como Estonia y Nueva Zelanda, la transmisión en vivo de debates parlamentarios ha fomentado un ambiente de responsabilidad y ha mejorado la confianza pública en las instituciones políticas.
Por otro lado, existen casos donde la transmisión en vivo ha sido usada para difundir desinformación o para escenificar eventos que buscan engrandecer la figura de ciertos líderes políticos, distorsionando la realidad en beneficio de una agenda particular. Según un estudio de CyberGhost VPN, el uso de plataformas de live streaming ha crecido exponencialmente, con un aumento del 99 por ciento en el tráfico de live streaming desde 2019, lo que subraya la creciente influencia y alcance de esta tecnología en la sociedad actual.
La tecnología, en su esencia, es neutral; el impacto positivo o negativo del live streaming en la transparencia política depende de cómo se utilice. Es fundamental que los espectadores no solo consuman contenido en vivo, sino que también lo cuestionen y verifiquen. La educación mediática juega un rol crucial en este aspecto, enseñando a los ciudadanos a discernir entre la verdad y la manipulación. La correcta interpretación de la información en vivo es esencial para aprovechar plenamente los beneficios potenciales de esta herramienta en la promoción de una democracia más transparente y participativa.
Futuro del live streaming en la política: un instrumento de doble filo
A medida que la tecnología de live streaming sigue evolucionando, también lo hace su papel en la política. La clave para su éxito como herramienta de transparencia reside en un equilibrio entre el acceso sin precedentes a la información y la crítica constante de su autenticidad y origen.
El live streaming tiene el potencial de transformar radicalmente la interacción entre ciudadanos y políticos, promoviendo un diálogo más abierto y transparente. Sin embargo, es esencial que tanto usuarios como creadores de contenido aborden esta herramienta con una visión crítica y responsable.
El live streaming puede ser una ventana hacia la transparencia política, pero solo si estamos dispuestos a mirar más allá de la superficie y cuestionar lo que vemos. ¿Estamos realmente presenciando una nueva era de apertura política, o simplemente una versión más moderna de la misma política de siempre? La respuesta a esta pregunta definirá el futuro de la transparencia política en la era digital. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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