
Municipales
El ex embajador en España y ex diputado nacional, Ricardo Alfonsín, sigue dando que hablar por sus acciones y declaraciones y no se ha tomado una pausa para el respiro desde que dejó las comodidades de su rol como diplomático hace unos meses.
Después de haber aceptado un cargo político en la administración del presidente Alberto Fernández se ganó un rosario de descalificaciones de muchos de sus correligionarios -que defendían la postura de la alianza con el Pro- y parece que no hay una mínima posibilidad de su retorno al partido de Alem, aunque él, en los hechos sigue afiliado.
Vale recordar que en la última gestión del kirchnerismo, Alfonsín ya estaba raleado dentro de las estructuras partidarias tras haber dejado en 2016 la titularidad del comité provincia. Era un alma solitaria aunque con fuerte nivel de conocimiento y capital simbólico. No obstante, esto fue suficiente a la vista de Alberto Fernández, quien le ofreció nada más ni nada menos que la embajada ante España. A partir de ese momento, las malas lenguas de sus correligionarios enemigos lo bautizaron como “Ricarguito”.
ZONA DE CONFORT
Tras la asunción del gobierno de Javier Milei, Alfonsín demostró intenciones de dar batalla y encontró una nueva “zona de confort” para que se resguarde él y un conjunto de seguidores que le garantizan fidelidad para el armado, en principio, de un espacio que de testimonio del espíritu de las ideas radicales, aunque más no sea, por fuera de la estructura partidaria formal.
La cabecera de playa para concretar ese retorno a la rutina militante se la ofreció el ex vicepresidente del ENACOM, Gustavo López, quien a la vez es titular del partido FORJA, un espacio con esencia histórica radical.
Es oportuna la referencia a FORJA, sigla que expresa a la “Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina”, estaba conformada por intelectuales del radicalismo de la década del cuarenta como Arturo Jauretche, Homero Manzi, Raúl Scalabrini Ortiz, Luis Dellepiane y otros que, cansados de un radicalismo copado por una tendencia conservadora, buscaron otros rumbos. Ese rumbo fue la conformación de un frente con el partido que lideraba Juan Domingo Perón.
INCORPORACIÓN SIMBÓLICA
Con todo el sentido histórico del significado de FORJA, se concretó en un salón del Senado provincial la simbólica incorporación de “Ricardito” a esta agrupación política que dio sustento al Frente de Todos y a su victoria allá en 2019. Esa incorporación ocurrió durante un plenario de militantes que sirvió para advertir quiénes de los correligionarios que estaban dentro del partido están dispuestos a acompañar a Alfonsín hasta más allá del horizonte.
En ese sentido se pudo observar la presencia de varios ex protagonistas de otros momentos políticos a nivel provincial y regional como el ex diputado provincial Alberto Giordanelli; al ex funcionario y ex legislador César Martucci y al ex concejal en La Plata, Juan José Cardozo.
Lo cierto es que también muchos ojos curiosos buscaban con afán a otros alfonsinistas que no fueron de la cita y que se inclinaron por mantener su actividad sin sortear la alambrada partidaria. En tal sentido muchos se preguntaron por la ex diputada provincial y ex intendenta de Chascomús, Liliana Denot, y el histórico Carlos “Indio” Lahiteau, entre tantos otros. Estos últimos realizaron alianzas con otros sectores internos del radicalismo, como es el caso de la CON, de Federico Storani; la “Vergencia” de Juan Manuel Casella y el possismo.
MÁS ALLÁ DE LAS ESTRUCTURAS
Con correligionarios por afuera y por adentro Ricardo imagina alguna sustentabilidad para un espacio que le dé permanencia en el eter político y en las discusiones de la agenda de coyuntura. Eso como piso mínimo, dado que de ahí se puede promover alguna proyección para garantizar una estructura que permita negociar espacios de poder de cara a las elecciones legislativas del 2025.
La síntesis la ofreció una imagen compartida entre el presidente de FORJA, Gustavo López, y el propio Ricardo, quien definitivamente se llevó todas las miradas y las consultas por tratarse de una importante incorporación. El hijo del ex presidente dejó frases harto conocidas de su pensamiento como su imposible regreso a la estructura de la UCR mientras esté dominada por principios de derecha, pero también dejó una incógnita para resolver que se resumen en un espinoso interrogante: ¿Puede hacer algo el radicalismo si va solo?
Obviamente su respuesta es “voto cantado” en este sentido, dado que justificó su postura a favor de un radicalismo que acompañe a uno de los dos sectores de la grieta que hoy está delimitada por la alianza gobernante de Javier Milei y el kirchnerismo, con el cual se identifica. Fue, más que nada, un desafío, una provocación o una “tarea para el hogar”, para sectores internos de la UCR que, cómo él, se inclinan por una postura “socialdemócrata” pero que son una franca minoría dentro del radicalismo provincial y nacional.
Con esa pregunta, Ricardo imagina que puede quedar algo “pendiente” con esos sectores, como, por ejemplo, una agenda de discusión para futuras actividades conjuntas y que, tal vez, derive en futuros armados políticos. (www.REALPOLITIK.com.ar)
ETIQUETAS DE ESTA NOTA
¿Qué te parece esta nota?
MÁS NOTICIAS