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18 de junio de 2024 | Interior

Movimientos arriesgados.

Punilla, una región por la que se pelean todos los espacios políticos de Córdoba

Llaryora busca ganar a toda costa y desafia a propios y ajenos.

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En un movimiento político que ha agitado las aguas del peronismo cordobés, Martín Llaryora, ex intendente de la Capital y candidato a gobernador, optó por una estrategia divisoria en las recientes elecciones provinciales. Con la premisa de unificar el apoyo detrás del PJ, Llaryora incentivó la competencia interna en varias localidades, lo que tuvo consecuencias previsiblemente negativas para el partido.

En municipios como La Calera, Santa Rosa de Calamuchita, Coronel Moldes y Deán Funes, esta estrategia fragmentó el voto peronista, debilitando sus posibilidades frente a la oposición local. Un escenario similar se vislumbra en Río Cuarto, donde el apoyo dividido entre distintos candidatos del PJ podría favorecer al radicalismo.

En el contexto del departamento Punilla, un bastión clave para el peronismo cordobés, las dinámicas internas también se han visto alteradas. El ex aliado de Schiaretti, Esteban Avilés, ahora se erige como un opositor firme a Llaryora, marcando una ruptura significativa dentro del oficialismo provincial. Mientras tanto, figuras como los Caserio han vuelto a alinearse con el gobernador, generando tensiones con otros sectores peronistas locales que se han organizado en el Foro Punilla.

Este grupo disidente, descontento con el alineamiento de los Caserio y aliados con el ex gobernador Schiaretti, ha formado su propia coalición política, desafiando la estructura tradicional del PJ en la región. Además, las 62 Organizaciones, bajo la influencia sindical de Ricardo Moreno y referenciadas en Llaryora, han comenzado a reclutar nuevos adherentes al partido cordobés fuera de las filas del PJ.

A pesar de las tensiones crecientes y la falta de un ordenamiento interno claro, desde el Gobierno se sostiene la visión llaryorista de que mientras todos los sectores reporten y trabajen bajo el paraguas del Panal, la cohesión no debería ser un problema. Sin embargo, el camino hacia las elecciones de 2025 parece sembrado de desafíos y ajustes necesarios para consolidar un frente unido y fortalecido.

Este movimiento estratégico de Llaryora, aunque arriesgado, refleja una voluntad de reconfigurar el mapa político provincial, incluso a costa de divisiones temporales dentro del peronismo. El tiempo dirá si estas decisiones conducirán a una renovación beneficiosa o a una mayor fragmentación del partido en Córdoba.


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