
Interior
Las decisiones de Javier Milei de no entregar alimentos a comedores comunitarios, prefiriendo ayudar a Ucrania, han indignado a los argentinos. Este descontento se refleja en el arte urbano, con murales que muestran a Milei dándole la espalda a los niños argentinos mientras apoya a los ucranianos.
Las decisiones puntuales de Javier Gerardo Milei, de no entregar toneladas de alimentos a comedores por intermedio del ministerio de Desarrollo Humano a cargo de Sandra Pettovello, y sí de apoyar con el envío de comida a Ucrania, genera indignación en una población que ve en un mandatario con más ganas de ser un líder internacional de derecha, que un presidente de la nación. El arte ya comenzó a ser una vía de expresión de este enojo en las calles.
Durante su campaña, Milei tomo posición en la guerra entre Rusia y Ucrania por el país presidido por Volodímir Zelenski, forjando una relación con el ucraniano, tal es así, que se hizo presente en el día de la asunción del presidente argentino. Una vez en el poder, el líder de La Libertad Avanza tomó decisiones opuestas en materia internacional al gobierno de Alberto Fernández, y eso le costó al país no ingresar a los BRICS. Así se afianzó un exacerbado apoyo, tanto a Ucrania e Israel, los cuales no le trajeron ningún beneficio al pueblo argentino.
Paralelamente, implementando un plan económico que empobreció mucho más al país, a través de Sandra Pettovello, Milei decidió no entregar toneladas de alimentos a los comedores comunitarios.
Además, el presidente con su participación en la Cumbre de Paz realizada en Suiza, dio un paso más en su colaboración con Ucrania donde quedó expuesta la posibilidad de enviar armamento militar, algo que generó una esperada protesta de Rusia, quien consideró como un “acto hostil” en caso de que esto ocurriera y recomendó a Milei mantener la histórica posición neutral de Argentina.
Este despojo de interés por la población argentina de parte de Milei comenzó a generar cada vez más indignación en los ciudadanos. A través del arte urbano, se puede observar en una de las paredes de Buenos Aires, un dibujo del presidente dándole la espalda a un niño, expresando su mensaje de “no hay plata” y a la vez abrazando a otro niño ucraniano, en clara muestra de la triste realidad que padecen miles de argentinos.
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