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28 de junio de 2024 | Opinión

Jugando con la desgracia

El uso político de Unión por la Patria en el caso de Loan

En la política argentina, el uso de causas sensibles como herramientas de propaganda no es un fenómeno nuevo. Un reciente y claro ejemplo de esto es el caso de Loan, el niño desaparecido en la provincia de Corrientes, cuya imagen y nombre fueron utilizados por diversos sectores políticos con la clara intención de obtener beneficio partidario.

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por:
Fernando Pereyra Zingali

Las bancadas de los diputados del bloque de Unión por la Patria, en particular, destacaron en este aspecto. Durante el tratamiento legislativo en la Cámara de Diputados de la ley Bases, lucieron carteles que aludían a la búsqueda del niño, en un aparente gesto de solidaridad y compromiso con la causa. Sin embargo, este acto despertó sospechas en determinados sectores por su incongruencia con acciones legislativas anteriores.

Específicamente, estos mismos representantes de la política vernácula son los que, desde su silencio, avalaron en su momento que el ahora condenado ex senador José Alperovich y el actual intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, implicados en causas de abuso sexual. Nunca fueron criticados por estas acciones, sino que incluso lograron que la sociedad reafirmara la idea de que la 'culpabilidad' tiene ideología.

Actitudes como las de los diputados opositores resuenan en un contexto donde la coherencia entre discurso y acción es fundamental para la credibilidad política. La posible conexión entre la desaparición de Loan Peña y la trata de personas no debe limitarse a declaraciones públicas o gestos simbólicos, sino que requiere de un compromiso tangible y efectivo a través de políticas y leyes que protejan a los más vulnerables.

Loan no debería ser utilizado como una herramienta política. Cada cartel y cada mención deberían venir acompañados de acciones concretas que demuestren un verdadero compromiso con la causa. La función de los legisladores es crear y votar leyes que busquen fortalecer esta lucha; la intención de usar políticamente la tragedia humana muestra una falta de coherencia que los ciudadanos no pueden pasar por alto.

La trata de personas es una problemática compleja y devastadora que requiere de un enfoque integral y coordinado. La utilización de casos individuales para fines políticos partidarios no solo trivializa el dolor de las víctimas y sus familias, sino que también distrae de las verdaderas soluciones que se precisan.

Es imperativo que los legisladores, independientemente de su orientación política, trabajen en conjunto para aprobar y fortalecer leyes que realmente hagan la diferencia en la vida de aquellos que más lo necesitan. En este sentido, el debate debe centrarse en cómo mejorar la legislación y la implementación de políticas públicas efectivas para combatir la trata de personas.

La protección de los niños y adolescentes debe ser una prioridad, y cualquier acción que no esté alineada con este objetivo debe ser cuestionada y corregida. El caso de Loan nos recuerda la urgente necesidad de coherencia y compromiso en la lucha contra la trata de personas. Los gestos simbólicos son poderosos, pero solo tienen impacto si se respaldan con acciones concretas y efectivas.

Es hora de que nuestros legisladores demuestren con hechos lo que promueven con palabras.


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