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La casa no está en orden
Después de varias jornadas de suba acelerada en la cotización de los dólares paralelos, este miércoles el gobierno de Javier Milei tuvo un respiro.
El blue cerró a 1.410, con una caída el 1,40 por ciento; el MEP a 1.376, con una baja del 3,70 por ciento; y el CCL a 1.381, cayendo un 3,33 por ciento. Las razones argumentadas son diversas: por un lado, con los nuevos valores el campo incrementó un poco su liquidación y, por otro, las “manos amigas” del gobierno en el mercado le dieron un empujoncito hacia abajo.
Por más que el gobierno de Javier Milei pretenda celebrar la noticia, los mercados siguen muy inquietos. Los anuncios del pasado viernes del ministro de Economía, Luis Caputo, y de su socio, Santiago Bausili, presidente del Banco Central, resultaron insuficientes y en nada mejoró el humor la reunión con los bancos privados de este lunes. Salvo para la conducción económica de la Argentina, el atraso cambiario resulta evidente para todo el mundo: los empresarios, el FMI, el campo y los analistas y consultoras internacionales. El empecinamiento en mantener el crawling peg del 2 por ciento para el dólar oficial, frente a una altísima inflación durante los siete meses de la gestión Milei, llevó a que la devaluación del 1080 por ciento de la moneda nacional haya quedado consumida por los índices inflacionarios, volviendo necesaria -para estos actores- practicar una nueva.
El impacto de un nuevo salto significativo del dólar oficial impactaría directamente en los precios -aunque no queda en claro en qué porcentaje- con las consecuencias inmediatas sobre los índices de inflación, de pobreza y de indigencia. La presión del establishment es altísima, pero le quitaría al gobierno el único éxito de su gestión: la baja de los niveles inflacionarios. En realidad, la gestión Milei hizo todo mal, y así se lo han reclamado economistas referentes de la city, desde Domingo Cavallo y Miguel Ángel Broda, hasta Carlos Melconian o Marina Dal Poggetto.
Cuando el gobierno percibió en los últimos días que todo se venía a pique, ensayó un nuevo argumento falaz, anunciando una nueva etapa de “emisión cero”. Pero, ¿cuál había sido la anterior? En apenas siete meses de la gestión Milei, la emisión escaló al 100 por ciento de la base monetaria, que así se duplicó, frente a sólo un 13 por ciento emitido por el gobierno de Alberto Fernández en el mismo período del año anterior. Ese excedente monetario naturalmente debería haber impactado sobre la cotización del dólar, si no fuera por el fortalecimiento del cepo cambiario. No por casualidad su eliminación es otra de las medidas que exige el mercado.
Pero las mentiras y engaños del gobierno no cesan allí, ya que si bien se ufana por haber adquirido 13.000 millones de dólares, 9.000 de ellos fueron destinados a frenar la suba del CCL. Si esto se suma a los pagos efectuados por diversas obligaciones, las reservas están por debajo de donde las dejó Sergio Massa. Con el agravante de que la gestión Milei incrementó en seis meses la deuda externa en 65.000 millones de dólares y de que, en el mes de junio, el balance de la compra de dólares quedó en rojo y el indicador de inflación abandonará su ciclo descendente.
Así las cosas, con cepo, emisión alocada y sin devaluación, resultará muy difícil que el gobierno pueda conseguir los dólares que necesita para mantenerse a flote. Con un riesgo país por arriba de los 1.500 puntos, debería pagar un interés del 20 por ciento, en el caso de que hubiera quien quisiera prestárselos.
Aunque Milei insista en respaldarlo, la etapa Caputo parece llegar a su ocaso. Sin resultado positivo alguno, pero con grandes beneficios para los especuladores financieros. Los mismos resultados que dejó cuando fue desplazado del gobierno de Mauricio Macri.
En este contexto crítico, una voz muy respetada en la city, la del consultor Orlando Ferreres, deslizó que las medidas adoptadas por el gobierno hacia los bancos equivalen a un nuevo plan Bonex. Dentro del gobierno circulan toda clase de alternativas, sin descartarse la de un nuevo corralito para los depósitos con nuevo plan Bonex para los ahorristas. ¿Se animarán a tanto y, si es así, será con Luis Caputo en Economía? ¿O, tal vez, será Federico Sturzenegger el encargado de aplicar la devaluación, poner fin al cepo, e implementar un durísimo plan económico que llevaría a la sociedad argentina al colapso?
Por ahora todos son interrogantes. Lo único que queda claro es que la casa no está en orden. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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