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21 de julio de 2024 | Judiciales

Un caso misterioso en la costa

Caso Filippone: El extraño femicidio que llevó diez años de investigación y jamás determinó el móvil

Una artesana fue apuñalada en mayo de 2014 en el patio de su casa en Villa Gesell y una década después fue condenado el único de los cuatro acusados: dos murieron y el otro es inimputable. Lo que nunca se pudo conocer es el motivo del brutal crimen.

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por:
Juan Provéndola

El 5 de mayo de 2014 la ciudad de Villa Gesell se conmocionó con el brutal crimen de Cynthia Filippone, una artesana de entonces cuarentaiún años de edad que estaba colgando la ropa en el patio de su casa cuando fue atacada con varios cortes de arma blanca, uno de ellos a la altura del cuello que le terminaría ocasionando la muerte. 

La noticia escaló en la agenda de los principales medios del país, quienes se interesaron por un caso conmocionante. Sin embargo, a las pocas semanas el tema se fue apagando en la opinión pública a medida que la causa naufragaba en hipótesis imprecisas.

Semanas atrás, el juzgado Criminal Nro. 1 de Dolores condenó a dieciocho años de prisión a Sergio Daniel Muñoz, el único de los cuatro imputados que recibió sentencia de parte del tribunal: Simón Hernández, hijastro de la víctima, fue declarado inimputable, mientras que Carolina Schulz y Diego Enrique fallecieron en el transcurso de la demorada investigación.

El caso avanzó entre las pantanosas teorías que se fueron estableciendo de acuerdo a lo que declararon los diversos testimoniantes. Cynthia Filippone convivía en una vivienda de Paseo 111 y avenida 6 junto a sus dos hijos, entonces menores de edad, y Daniel Hernández, su pareja. En tanto que Simón, el hijo de éste, habitaba el lindero garaje reconvertido en departamento y separado de la casa por una ligustrina. 

Según el expediente, Sergio Muñoz atacó a Filippone con un elemento cortante y le ocasionó la muerte casi inmediatamente antes de escapar. La pericia forense encontró signos de resistencia de la víctima, mientras se estableció que en la vereda aguardaba en un auto Carolina Schulz, entonces pareja de Muñoz, con quien se dio a la fuga. La policía asistió al lugar tras un llamado de una vecina, quien se comunicó luego de escuchar gritos, presumiblemente de la mujer, aunque no encontraron ni objetos faltantes ni la casa revuelta, por lo que en ese momento se descartó el robo. 

Otras declaraciones señalaron a un tercer sujeto en la escena: Diego Enrique. Tanto Muñoz como Enrique contaban con un fondoso prontuario delictivo y ambos fueron detenidos pocos días después del asesinato. Algunos hablaron del vínculo que los dos tenían entre sí para cometer delitos en conjunto, lo que hacía suponer un trabajo mancomunado para perpetrar el asesinato. Lo que nunca quedó claro es el motivo que indujo a llevar a cabo el crimen. 

En ese sentido, otras voces sugerían la participación intelectual de Simón Hernández, el hijo de Daniel, quien tenía una relación tensa con Cynthia Filippone y además contaba con un diagnóstico psiquiátrico que lo llevó a estar bajo tratamiento. Familiares de Filippone hicieron hincapié en que Simón no respetaba la medicación y eso lo exponía a alteraciones emocionales en su cuadro de salud mental.

Al momento del asesinato, Daniel y Simón Hernández estaban paseando por la playa de la Villa, tal como pudo comprobarse gracias al registro de algunas cámaras de seguridad sobre la costa geselina. En su agonía, Cynthia Filippone llegó a ingresar sola a la vivienda, donde se encontraban sus dos niños, y le pidió al más grande de ellos que se comunicara por teléfono con su pareja. La investigación nunca pudo certificar la participación del joven en el planeamiento del crimen, quien además fue declarado inumputable.

Descartado ese escenario, quedó flotando una pregunta elemental: ¿Por qué fue atacada Filippone por Muñoz y/o por Enrique si es que no pudo comprobarse el robo como móvil del crimen? Con el tiempo, algunos de los habían señalado a ambos luego declararon en sede judicial que fueron instigados a acusarlos. Al momento del femicidio, Gesell venía padeciendo una saga de crueles asesinatos sin resolución y la presión que generaba la atención mediática obligaba a encontrar culpables con cierta urgencia.   

Pasado el tiempo, el hecho fue perdiendo interés periodístico y la causa trastabilló ante la imposibilidad de encontrar el motivo que condujo al femicidio. Además de ello, fue apartado de la causa Eduardo Elizarraga, el fiscal inicial, sobre quien la familia de la víctima también reposa sus sospechas dado que no se hizo presente en el lugar la tardenoche del crimen tal como sí hizo la policía. Como si fuera poco, el llamado a juicio oral se fue postergando varias veces. Asimismo, por debajo de ello fue tejiéndose un entramado confuso de acuerdo a ciertas contradicciones entre los testimoniantes. 

Una declaración, por ejemplo, daba cuenta de la cercanía entre la la vivienda de la víctima y la de Carolina Schulz, quien solía poner a disposición su vehículo y fungía de chofer para que Sergio Muñoz, su pareja de ese entonces, cometiera delitos. De hecho, la policía dio con el paradero de Muñoz cuando este era trasladado por Schulz en su auto, dentro del cual además se halló un elemento cortante. 

Según esta línea, Schulz había “marcado” la casa de Cynthia Filippone como un lugar ideal para cometer un robo dada la facilidad de acceso que propiciaba el amplio parque frontal de la vivienda donde, en definitiva, fue encontrada la víctima mientras colgaba la ropa en un tendedero.  

Otro testimonio, en cambio, asegura haber escuchado a Muñoz y a Enrique decir que el trabajo fue realizado por encargo de Daniel Hernández, concubino de Cynthia Filippone, con el propósito de “darle un susto que se fue de las manos”, tal como consta en la causa. 

Además de Sergio Muñoz y de Diego Enrique, en la inmediatez del crimen también fue detenido Daniel Caro, otro sujeto con antecedentes. Los tres habían sido señalados por distintos testimoniantes e, incluso, por algunos informantes que tenía la policía, tal como en ese entonces indicó una fuente cercana a la causa. Sin embargo, la pareja de Caro salió dar una encendida defensa de éste en los medios geselinos, sugiriendo que el verdadero autor del crimen lo había inculpado injustamente.  

Pocas semanas después Caro recuperó su libertad y lo mismo ocurrió con Enrique, mientras que Muñoz intentó cortarse las venas en el calabozo de la comisaría segunda de Villa Gesell donde permanecía con prisión preventiva. Según otra declaración, éste último lo amenazó cuando fue ocasionalmente liberado. 

Con el paso de los años, tanto Carolina Schulz como Diego Enrique fallecieron por causas naturales, mientras que la investigación no logró comprobar la participación de Simón Hernandez, quien había abandonado Villa Gesell. También se mudaron de la ciudad Daniel Hernández y los dos hijos de Cynthia Filippone. En tanto que Sergio Muñoz fue condenado a dieciocho años de prisión en un fallo donde el tribunal aclaró que no es necesario determinar el móvil del crimen para juzgar a su autor si es que, de todos modos, se logra establecer su autoría. Quedará para siempre el misterio de este femicidio del que nunca se pudo saber su motivación. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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