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22 de agosto de 2024 | Nacionales

Señales de colapso

El gobierno de Milei se hunde lentamente

La jornada del miércoles resultó catastrófica para el gobierno de Javier Milei.

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La doble derrota legislativa en Diputados, con la desaprobación del DNU sobre fondos reservados para la SIDE y la conformaciòn de la conformación de la bicameral de Inteligencia bajo la presidencia de Martín Lousteau y con Leopoldo Moreau y Oscar Parrilli como vicepresidentes primero y segundo causaron un impacto indisimulable.

El gobierno perdió el blindaje que tenía hasta ahora en la Cámara de Diputados, que por primera vez le volteó un DNU, pero tal vez eso no sea lo más grave, sino que ambas sanciones confirmaron que los acuerdos políticos entre las fuerzas opositoras comenzaron a funcionar. La comisión cobró forma a partir de un alianza entre Unión por la Patria y el radicalismo; y el veto a los fondos reservados marcó el pase de las declaraciones a la acción opositora concreta de Mauricio Macri, quien proveyó de los diputados indispensables para garantizar el quórum, para luego sumarse a la decisión mayoritaria. “Esto no es el cambio” y “hace tiempo que nos vienen cagando”, disparó el ex presidente al convocar a sus legisladores para voltear el DNU presidencial. 

La decisión de la oposición de bajarle el pulgar a la profundización de las políticas autoritarias de un gobierno que ha coiapsado la economía y ha detonado la estructura social, con indicadores de pobreza que llegan al 55 por ciento en el primer trimestre y hoy se estiman en alrededor de un 3 por ciento, y de indigencia que alcanzaba los 20 puntos en marzo y parecen haberse potenciado por sobre el 30 por ciento es la expresión lógica de la necesidad de poner un freno a los ataques sobre todo aquel que se anime a disentir con las inestables políticas oficiales.

Aprobarle una caja fabulosa sobre la que no debe rendir cuentas la SIDE, para luego utilizarla para financiar un creciente ejército de trolls a las órdenes de Santiago Caputo, para amenazar, chantajear y descalificar a quienes no se sometan a la voluntad oficial era un despropósito. Era pues, natural, que Martín Lousteau, Mauricio Macri y Unión por la Patria coincidieran en la negativa, después de haber sufrido constantes ataques irreconciliables con los principios de una sociedad democrática. 

Pero no sólo pesó la indignación de los afectados, sino también los números arrojados por diversas encuestas que demuestran que la paciencia de la sociedad con Javier Milei y su gobierno se está agotando. En el último trimestre la caída de su imagen ha sido de alrededor de 10 puntos, ubicándose debajo del 45 por ciento. En algunos ítems como cumplimiento de promesas electorales, plan de gobierno y credibilidad la aprobación está claramente por debajo de los 40 puntos. A excepción del núcleo duro de sus votantes, que llega a un 23 por ciento, quienes hasta  mayo le otorgaban cierto crédito ahora lo percibe muy desconectado de la realidad y sólo le conceden unos pocos meses más antes de pasar directamente a bajarle el pulgar. 

Inmerso en su puja interna por apropiarse de negocios y de oficinas estratégicas, el gobierno ha abandonado prácticamente todo diálogo con la oposición parlamentaria. Hasta la aprobación de la ley Bases, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, pululaba constantemente por las oficinas del palacio legislativo. A partir de entonces prácticamente se esfumó. En el gobierno lo atribuyen a que "está enfocado en un rol de canciller más que de jefe de Gabinete, todavía está esperando la Embajada en Londres" como retribución, y no parece dispuesto a hacer nuevos esfuerzos que afectarían sus buenas relaciones con la mayor parte del arco político, empresarial y sindical. “Nadie del gobierno habla con nosotros desde la Ley Bases", rezongan desde la oposición que quiere ser colaboracionista pero no la dejan. 

Por su parte, el monje negro del gobierno, Santiago Caputo, después de haber encargado a sus Peaky Blinders informáticos la profundización de sus amenazas y agresiones a Mauricio Macri, Francisco Paoltroni, Martín Lousteau y muchos más decidió irse a esquiar al sur, desentendiéndose de las decisiones de Diputados que implicaron graves derrotas para su proyecto personal de poder. No sólo el malestar de los opositores en su contra se extiende como reguero de pólvora, sino que, incluso, dentro del propio ámbito de La Libertad Avanza se interpela a Javier Milei para que lo descarte. También Mauricio Macri fue terminante: “Te aviso que voy por Santiago Caputo”, le advirtió en su último encuentro con el presidente.

La situación del Monje del Kremlin es ambigua, ya que si bien es el estratega designado un presidente al que le enoja y le disgusta la negociación política, cometió el gravísimo error de enemistarse con Karina Milei y con la vicepresidenta, Victoria Villarruel, algo muy difícil de conseguir en vista del odio recíproco que ambas se profesan.

Buena parte del arco político considera que Javier Milei “está escondido” y con escaso respaldo en un momento bisagra en el que debería asumir un protagonismo decidido. Su propio espacio político se desmorona, entre agresiones, amenazas y denuncias por violencia de género. En el Congreso se viene el tratamiento de la modificación de los haberes jubilatorios y del proyecto de Financiamiento de las Universidades Nacionales, que ya cuentan con media sanción parlamentaria, que harían estallar el cínico rumbo macroeconómico que caracteriza a la actual gestión.

Sobre este último, el vocero Manuel Adorni, adelantó el veto presidencial. Se trata de una decisión muy controversial, ya que hace unos meses más de un millón de personas inundaron las calles de todo el país en apoyo de los reclamos de los trabajadores del nivel superior. La sanción de ambas iniciativas significarían otras dos graves derrotas para el gobierno.

Tampoco los mercados le sonríen al presidente. Desmintiendo al ministro Luis Caputo, siete de las principales consultoras y bancos nacionales e internacionales prevén que el dólar oficial estará, para fin de año, en la zona de los 1400 a 1600 pesos, cuando el funcionario insiste en ubicarlo en la franja de los 1000. Para los mercados, y hasta para el sentido común de la sociedad, la devaluación resulta inevitable, ya que un riesgo país por encima de los 1500 puntos obligaría a tomar deuda con un interés anual exorbitante, por arriba del 20 por ciento, en caso de que alguien se arriesgara a proveer de fondos.

En esta cuestión, el gobierno imagina que conseguirá varios préstamos repo, con alto interés aunque de monto limitado, pero existen muchas dudas de que se cuente con los activos indispensables para ofrecer como garantía. Para peor, la victoria de Donald Trump se ha puesto en cuestión, y hay incertidumbre respecto de los resultados del blanqueo. Así las cosas, y con el anuncio de una inminente baja de un impuesto país que concluye a fin de año –y que ha sido una de las principales fuentes de ingresos al momento de dibujar un superávit inexistente-, la presión sobre la cuarta categoría de Ganancias pasa a resultar esencial para tratar de sostener el relato.

Sin embargo, trabajadores empobrecidos que se ubican apenas por encima de la línea de pobreza necesariamente limitarán aún los números de un consumo que experimenta una dramática e inédita tendencia a la baja, con las consecuencias sociales y recaudatorias sobre el IVA y una mayor parálisis del comercio y de la producción. En el país ya cerraron más de 10000 pymes durante la actual gestión, y otras 15000 podrían seguirle en breve, mientras que varias multinacionales se escapan del país y lo mismo sucede con bancos y entidades financieras. 

Frente a este apocalíptico panorama, lo único que parece funcionar en el gobierno son los negocios de los funcionarios principales con sus socios empresariales y la multiplicación de iniciativas de Federico Sturzenegger para impulsar una mayor concentración de la riqueza y la destrucción de los derechos adquiridos de los trabajadores. Debe tener en claro el presidente que, cada vez que intervino este funcionario en ocasiones anteriores significó el prólogo de gravísimas crisis y reacciones sociales incontenibles. El protagonismo de Sturzenegger significó la señal del colapso irreversible de las gestiones de las que participó.

¿Se repetirá esta constante en la actualidad? (www.REALPOLITIK.com.ar) 


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