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2 de septiembre de 2024 | Nacionales

Dirección Nacional del Antártico

La DNA, víctima de un desmantelamiento silencioso pero implacable

El traspaso de la administración de las bases antárticas de la dirección nacional del Antártico (DNA) al Comando Conjunto Antártico (COCOANTAR) genera preocupación por la posible militarización, el deterioro de la infraestructura y la continuidad de la actividad científica.

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El progresivo desmantelamiento de la dirección nacional del Antártico (DNA) ha sido una transición insidiosa y constante, coronada con la tramitación del expediente que hace referencia al “traspaso de administración de las bases Carlini y Brown, Casa de Botes y refugios antárticos desde la dirección nacional del Antártico (DNA), ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto al Comando Conjunto Antártico (COCOANTAR), ministerio de Defensa”. Esta transformación no es más que la culminación de una serie de decisiones que han erosionado el rol y la autoridad de la DNA, una institución que alguna vez fue pilar de la actividad antártica argentina.

Trabajadores de la dirección nacional del Antártico (DNA) plantearon a REALPOLITIK: “Desde que la dirección fue transferida al ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto hemos sido testigos de un constante menosprecio hacia nuestra labor y nuestra historia. Mientras que en nuestros comienzos éramos un equipo numeroso dedicado a la planificación y ejecución de las campañas antárticas, hoy nos encontramos reducidos en personal y capacidades, sin siquiera una estructura orgánica que nos respalde. Es inexplicable que un organismo con el prestigio y la responsabilidad de la DNA haya sido relegado a la dependencia de subsecretarías y secretarías que no comprenden ni valoran la magnitud de nuestras competencias”.


El presidente Javier Milei y su hermana Karina Milei.

LA PÉRDIDA DE LA IDENTIDAD: UN DESARRAIGO CONSTANTE

Para argumentar esta cuestión, sostienen que “el despojo comenzó notablemente con el remate de nuestro emblemático edificio en la calle Cerrito 1248, lugar histórico donde funcionó el primer instituto del mundo dedicado a estudios antárticos, cuyos fondos obtenidos nunca fueron esclarecidos. Con la excusa de que era temporal, se malgastaron recursos del estado en el alquiler de oficinas”.

“Esta situación se agravó cuando, de un día para otro, nos solicitaron desalojar las oficinas de la calle Balcarce, culminando con la reubicación de la DNA en un espacio reducido en el tercer piso de la Cancillería durante casi cuatro años, sin recibir respuesta alguna por parte de las autoridades de esa gestión a nuestras necesidades. Aunque recientemente hemos sido reubicados dentro de la Cancillería, nuestro personal se encuentra fragmentado y distribuido en dos pisos diferentes, lo que debilita nuestra cohesión y dificulta nuestras tareas cotidianas”, argumentaron en diálogo con este medio. 

Y agregan: “Además, todas nuestras pertenencias, archivos de notas y memos históricos, así como nuestros legajos, se encuentran arrumbados en cajas en la sede de la calle Juncal. A esto se suma la pérdida irreparable de nuestra imprenta y nuestra biblioteca especializada, un recurso invaluable para la investigación antártica que ha sido ignorado y olvidado”.

“Este desmembramiento ha sido sistemático”, sostienen en tanto remarcan que se los ha despojado de funciones esenciales para justificar la creación de nuevas áreas burocráticas dentro del ministerio, cuyos funcionarios, incluidos diplomáticos, asisten a reuniones y foros internacionales cobrando viáticos y sueldos abultados, sin aportar nada significativo ni a la Antártida ni a la política exterior antártica.

Durante todo este proceso, la constante falta de respuesta de las autoridades a nuestras necesidades operativas y técnicas ha exacerbado la situación, desgastando la capacidad de gestión y disminuyendo la influencia en la planificación de las campañas científicas, en el control del cumplimiento del Protocolo de Madrid y en la toma de decisiones sobre la política antártica argentina.

CONSECUENCIAS DE UNA ADMINISTRACIÓN NEGLIGENTE

Las instalaciones de las bases antárticas han experimentado un notable deterioro bajo la administración militar, marcado por pérdidas irreparables. El personal científico-técnico que realiza campañas en las once bases actualmente administradas por el COCOANTAR está a merced del personal militar, en cuanto al uso de botes para muestras científicas o de medios de comunicación, que muchas veces son restringidos.

El plan anual antártico incluye actividades de servicios como el balizamiento antártico, pero sabemos que esta tarea es una farsa. Las balizas argentinas, que dependen de la administración del COCOANTAR, son las que se encuentran en las peores condiciones, deterioradas, y lo único que se hace campaña tras campaña es pintarlas, ni siquiera con pintura refractaria. Por eso, las "tareas de mantenimiento y reparación de las señales marítimas (estructurales) del sistema de balizamiento antártico" son una excusa para justificar funciones del personal militar en el continente antártico.

CRISIS LOGÍSTICA Y SEGURIDAD EN LAS BASES ANTÁRTICAS

La situación logística en las bases y medios administrados por el COCOANTAR es lamentable. Según supo REALPOLITIK, la calidad y variedad de alimentos es deficiente; en muchas ocasiones, se han consumido "raciones de combate" y hay una notable falta de carnes, embutidos, alimentos frescos, frutas y verduras. No se puede dejar de mencionar la falta de limpieza en algunos buques, la falta de vajilla debido al hurto por parte del mismo personal, y la escasez de papel higiénico, cuestiones esenciales y cotidianas que el personal científico y técnico enfrenta en cada campaña antártica.

Las constantes averías en los buques asignados a las campañas, resultado de la falta de mantenimiento, son alarmantes. En muchos de los buques y bases administrados por el COCOANTAR, el personal técnico-científico se ha visto obligado a dormir en colchonetas de gimnasio colocadas en los pasillos debido a la falta de espacio adecuado. En las últimas campañas, el abastecimiento de las bases estuvo en duda debido a la falta de presupuesto y a las demoras en los procedimientos administrativos. La pista de aterrizaje de la base Petrel se construyó "floja de papeles", sin la evaluación de impacto ambiental correspondiente. Además, se realizaron puentes aéreos sin descanso, llevando al límite la capacidad de las aeronaves.

El deterioro logístico ha sido acompañado por una serie de incidentes alarmantes atribuibles a la negligencia del personal militar. Entre estos hechos se destaca el incendio de la jefatura de la base Carlini, que había sido equipada recientemente con recursos de la DNA y resultó en la destrucción total de la instalación. También ha habido problemas en la potencia de los motores del rompehielos Almirante Irízar (RHAI), incumpliendo con los estándares necesarios para la ruptura de hielos, además de sufrir tres principios de incendio en la última campaña, siendo el más notable el del venteo de escape.

A esto se suma la trágica muerte de un suboficial del Ejército, ocasionada por una explosión, y el fallecimiento de un suboficial de la Fuerza Aérea en la base Marambio, víctima de un accidente con el portón del hangar. Además, un violento ataque entre compañeros de dotación en la misma base ha intensificado la preocupación sobre la administración militar de las instalaciones antárticas.

“Con esta crisis en la capacidad logística del COCOANTAR, los funcionarios del ministerio de Defensa deben atender sus obligaciones y poner las cosas en su lugar para garantizar que la PRE CAV y la Campaña Antártica de Verano no sufran complicaciones. Por otro lado, las autoridades de la Cancillería deben estar al tanto de que los participantes de las próximas campañas antárticas quedan a la deriva y a merced de estas complicaciones”, aseguraron en referencia a las carteras que conducen Luis Petri y Diana Mondino.


Diana Mondino y Luis Petri.

Por lo expuesto, trabajadores del área expresaron ante este medio que, “una vez ejecutado el traspaso de administración, se cumplan estándares mínimos de seguridad en todas las bases y se garantice la continuidad de la actividad científica sin 'peros' por parte del personal militar a cargo. Solo esperamos poder seguir trabajando y cumpliendo nuestras funciones como lo hemos hecho hasta ahora en las bases administradas por la DNA: la usina de la ciencia antártica, base Carlini, y la tan codiciada base Brown".

POTENCIAL CONFLICTO INTERNACIONAL POR EL TRASPASO DE ADMINISTRACIONES DE LAS BASES ANTÁRTICAS

El inminente traspaso de la administración de las bases antárticas de la dirección nacional del Antártico (DNA) al ministerio de Defensa (MINDEF) suscita serias preocupaciones en el ámbito internacional. La DNA, como autoridad de aplicación del Tratado Antártico y responsable de la gestión y coordinación de la actividad científica en la región, garantiza el cumplimiento de los principios fundamentales del acuerdo, que incluyen la dedicación de la Antártida a fines pacíficos y la cooperación científica.

La transferencia de la administración al Comando Conjunto Antártico (COCOANTAR) podría interpretarse como una militarización de la región, lo que contraviene las prácticas establecidas por otros países que utilizan buques civiles y mantienen una administración sin tanta carga militar.

Esto no solo plantea riesgos para la estabilidad regional, sino que también podría provocar conflictos con otros países miembros del Tratado Antártico, que podrían cuestionar la nueva estructura administrativa. La falta de una evaluación adecuada y la posible pérdida de competencias por parte de la DNA podrían exponer a Argentina a consultas por incumplimientos del Tratado, afectando la cooperación científica y la reputación del país en la comunidad internacional.

EL GOLPE FINAL Y UN LLAMADO A LA ACCIÓN

El traspaso de la administración de las bases antárticas Carlini y Brown, junto con sus instalaciones, equipos, vehículos y demás bienes adquiridos con tanto esfuerzo, representa la estocada final en un proceso de vaciamiento que cuestiona gravemente el futuro de la dirección nacional del Antártico (DNA) como autoridad de aplicación ante el Sistema del Tratado Antártico. Este traspaso va mucho más allá de una mera "compra de víveres" para trece bases en lugar de once. Afecta directamente el rol y las competencias de la DNA, como parte fundamental del Programa Antártico Argentino.

Preocupa profundamente la falta de nombramiento de Cynthia Hotton como directora nacional del Antártico, una figura clave que podría haber frenado o cuestionado este proceso. Es urgente que las autoridades de la Cancillería revisen el expediente del traspaso y definan explícitamente, conforme a lo establecido en el artículo 14 de la ley 18.513, cómo se reglamentarán las funciones y competencias de la DNA para dirigir, sostener y controlar la actividad antártica argentina, a fin de garantizar la continuidad de los proyectos científicos del Instituto Antártico Argentino, dependiente de la dirección.

Debe quedar claro que la función del Comando Conjunto Antártico (COCOANTAR) es exclusivamente de sostén logístico,según lo dispuesto en los artículos 29, 30 y 31 de la ley 18.513, donde se establece que "el sostén logístico de la actividad antártica será responsabilidad de las Fuerzas Armadas".

Aunque históricamente el ministerio de Defensa ha administrado once de las trece bases argentinas, la gestión no ha sido óptima. La administración militar de las bases antárticas ha provocado un notable deterioro en la infraestructura y en la calidad de vida del personal científico-técnico, con deficiencias logísticas y operativas que incluyen falta de mantenimiento, escasez de suministros esenciales y problemas graves en la flota asignada a las campañas.

Si la DNA pierde la administración de las instalaciones, cualquier decisión respecto a la actividad antártica quedará a merced de autoridades y personal militar. De esta manera, quienes realizan labores en Cancillería exigen por medio de REALPOLITIK que, “tras el traspaso de administración, se garanticen estándares mínimos de seguridad y continuidad en la actividad científica, sin interferencias militares que no se relacionen con el sostén logístico”.

“Apelamos a la voluntad política y solicitamos una definición clara y concreta de los conceptos de 'administración' y 'logística' para delimitar las competencias de cada ministerio que conforma el Programa Antártico Argentino. Es momento de que las autoridades del ministerio del que dependemos tomen decisiones firmes para evitar que nuestra institución continúe siendo desmantelada y, en cambio, honren el legado de la DNA, de sus trabajadores y de su misión en la actividad antártica argentina”, concluyeron. (www.REALPOLITIK.com.ar) 


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