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30 de agosto de 2024 | Historia

La Triple Alianza

La Banda Oriental del Uruguay: la chispa que encendió el polvorín de la Guerra del Paraguay

La Banda Oriental había sido históricamente un foco de conflicto entre las pretensiones territoriales de los imperios español y portugués. Tras el derrumbe de esos estados, sus herederos continuaron con las controversias ancestrales.

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por:
Alberto Lettieri

La independencia uruguaya no significaría un alejamiento de las ex Provincias Unidas del Río de la Plata, deseosas de continuar la guerra, contando con Uruguay como aliado, país que aún no conseguía resolver el reparto de poder interno. Los blancos –federales– y los colorados –liberales–, buscaron el apoyo de eventuales aliados en territorio argentino y brasileño, e incluso los colorados –como en el caso de unitarios y liberales argentinos– aceptaron gustosos la ocupación y el auxilio de los anglo-franceses. La incidencia de estados y de intereses extranjeros, y los frecuentes conflictos armados que se suscitaban, llevaron a denominar a Montevideo como la “Nueva Troya”.

Tras la caída de Rosas (1852), la intervención de las fuerzas políticas argentinas en la Banda Oriental decayó rápidamente. El conflicto entre blancos y colorados que atravesaba a la sociedad uruguaya parecía no tener fin hasta que, en el mes de octubre de 1864, el Imperio del Brasil decidió intervenir activamente, enviando tropas regulares en auxilio de sus aliados colorados, en abierta rebeldía al gobierno ejercido por el Partido Blanco.

El gobierno paraguayo consideró, naturalmente, que se trataba de una flagrante violación del acuerdo vigente entre los estados de Entre Ríos, Corrientes, Brasil y Uruguay en contra de Juan Manuel de Rosas, al cual este país había adherido en calidad de invitado, que sostenía: “El presidente de la República del Paraguay se obliga a tanto cuanto le permitiesen la posición y circunstancias de la misma República, coadyuvar a S. M. el Emperador de Brasil en el empeño de mantener la independencia de la Banda Oriental del Uruguay y acordándose las altas partes contratantes, oportunamente, sobre los medios de hacer efectiva esta coadyuvación.”

El 12 de noviembre siguiente, las fuerzas paraguayas se apoderaron de un navío mercante brasileño –el Marquês de Olinda– que transportaba al gobernador de la provincia del Matto Grosso, Federico Carneiro de Campos, quien fue tomado prisionero. Tras este hecho protagonizaron la invasión de esa provincia. Las tropas guaraníes avanzaban con un gran ejército provisto de armamentos y numerosos soldados a pesar de la derrota de los blancos uruguayos, abriéndose paso en los territorios de Coimbra, Albuquerque, Corumbá, Miranda y Dourados en 1865.

La guerra ya se había iniciado formalmente, y aunque el estado nacional argentino, encabezado por el presidente Bartolomé Mitre, mantuvo en un principio una neutralidad formal, esto no le impidió prestar un generoso apoyo logístico a brasileños y colorados uruguayos, liderados por Venancio Flores, en las operaciones que motivaron la caída del gobierno del Partido Blanco.

Con el propósito de concurrir en auxilio de sus aliados blancos uruguayos, sometidos a una brutal persecución por parte de colorados orientales y brasileños, Solano López solicitó permiso al estado argentino para atravesar su territorio, ya que no contaba con acceso directo al Uruguay. Con el argumento de que tal autorización significaría un abandono de la posición neutral argentina, Mitre retaceó indefinidamente la respuesta, para obligar a Solano López a invadir el territorio nacional, y de esta forma justificar el ingreso formal de la Argentina en la guerra integrando el bando de brasileños y colorados uruguayos. La táctica de Mitre tuvo éxito, y Solano López acabó por declararle la guerra a la Argentina el 23 de marzo de 1865. A principios del mes abril, fuerzas paraguayas invadieron la provincia argentina de Corrientes, situación que recién fue conocida en Buenos Aires el 8 de abril. De esta forma comenzaba a tomar cuerpo la Guerra de la Triple Alianza, que fue denominada popularmente como Guerra de la “Triple Infamia”. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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