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El investigador adjunto del CONICET, Marcos Sterkel, compartió en RADIO REALPOLITIK FM (www.realpolitik.fm) los avances de su equipo en el desarrollo de un nuevo insecticida selectivo que podría ser clave para combatir insectos transmisores de enfermedades mortales como el dengue, el mal de chagas y la malaria.
Marcos Sterkel, doctor en Ciencias Básicas y Aplicadas de la Universidad Nacional de Quilmes, explicó que estos insecticidas atacan de forma precisa a los insectos que se alimentan de sangre, sin afectar a otras especies. "Lo que hacemos es inhibir una vía de degradación de un aminoácido específico, la tirosina, lo que provoca la muerte de los insectos hematófagos tras alimentarse", detalló el investigador. Esta técnica, denominada RNA de interferencia, impide la expresión de determinados genes, en este caso, aquellos que permiten a los insectos digerir la sangre.
Durante la entrevista, Sterkel subrayó la importancia de este avance en regiones donde enfermedades como el dengue o el mal de chagas son endémicas. "Argentina es el país con mayor cantidad de infectados por el mal de chagas en el mundo, con un millón y medio de personas afectadas", explicó. La vinchuca, principal transmisor de esta enfermedad, ha desarrollado resistencia a varios insecticidas tradicionales, lo que hace urgente la búsqueda de nuevas alternativas. El trabajo de Sterkel y su equipo ofrece una solución selectiva y efectiva: "Este insecticida mata a los insectos que se alimentan de sangre después de haber comido, sin afectar a otros organismos", aseguró.
Este proyecto, que comenzó en la Universidad Federal de Río de Janeiro durante su posdoctorado, ha demostrado su eficacia en diversos insectos, incluidos mosquitos resistentes a insecticidas comunes y la mosca del sueño, responsable de transmitir una enfermedad mortal en África. "Ya hemos probado este insecticida en varias especies de mosquitos, chinches de cama y la mosca del sueño, y todos los resultados han sido positivos", afirmó.
Además, Sterkel mencionó que su equipo está colaborando con instituciones y laboratorios internacionales, como la Escuela de Medicina Tropical en el Reino Unido, para aplicar esta tecnología en mosquitos que transmiten la malaria en África. "Hay avances importantes en ese sentido", afirmó.
Este insecticida selectivo, que evita el daño a especies no involucradas en la transmisión de enfermedades, representa un avance significativo en el control de vectores. Las enfermedades transmitidas por insectos hematófagos, como el dengue y la malaria, causan millones de muertes cada año en todo el mundo. "El desarrollo de insecticidas seguros y efectivos no solo protege a la población, sino que también es crucial para garantizar la soberanía sanitaria de un país", concluyó el investigador. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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