Provincia
Desconexión
No la vio
2 millones de personas se manifestaron en todo el país en defensa de la universidad pública, rechazando el plan de ajuste de Javier Milei, quien respondió con un veto al financiamiento universitario, intensificando su desconexión con la mayoría de la sociedad.
Este miércoles, 2 millones de personas poblaron las calles de las principales ciudades de nuestro país para reclamar nuestro derecho al futuro. La movilización fue aún mayor que la anterior, que en su momento conmovió al gobierno de Javier Milei. En Buenos Aires la convocatoria fue similar, pero en el resto de las ciudades y provincias, en muchas de las cuales se impuso LLA en las presidenciales y están al mando de la oposición colaboracionista, los indicadores son definitorios: más de 200 mil participantes en Córdoba; más de 100 mil en Rosario; 35 mil en Mendoza. En proporción similar se manifestaron Mar del Plata, Jujuy, Salta y el resto del país. Algo quedó muy en claro: la universidad pública -y, por extensión, la educación pública- es un valor y una institución que los argentinos no estamos dispuestos a resignar. Este miércoles la sociedad le dijo “hasta acá” a Javier Milei y a su plan de ajuste y destrucción sistemático.
Una vez más, el gobierno “no la vio”, o no quiso verla, y a la noche publicó el veto prometido desde el momento de la aprobación de la ley de Financiamiento Universitario.
No es que le hayan faltado advertencias dentro de su propio gabinete respecto de los riesgos que supone ningunear una vez más al Congreso Nacional, esta vez en referencia a una institución que tiene la mejor imagen en nuestra sociedad –supera el 85 por ciento-, sino que también su costo en términos económicos es prácticamente nulo: apenas un 0,14 por ciento del presupuesto nacional. Sólo los impuestos suprimidos a los más ricos suman el 0,44 por ciento. Entre la mejora a los universitarios y el magro aumento votado a los jubilados apenas se supera ese porcentaje de beneficio a los más acomodados. No es que se comprometa el superávit: lo que busca el gobierno es hacer daño a las mayorías argentinas y suprimir su futuro.
Si Milei fuera un poco más inteligente y pragmático hubiera evitado dar esta batalla, quedarse en silencio y luego postergar todo lo posible la reglamentación de la norma. Pero no lo es, su odio lo ciega. Tal vez también la frustración de no haber superado el nivel de inteligencia y capacidad indispensable para estudiar en la UBA. Por cierto que también debe prestarse atención a quienes mueven sus hilos de marioneta, y que quieren un país primario exportador, ignorante, sin ciencia y sin industria local.
En las varias publicaciones de X que realizó el presidente hizo uso de su violencia, su limitación conceptual y sus falacias habituales. El gobierno quiere convencer a la sociedad de que el reclamo por el futuro es, en realidad, el laboratorio para juicio político, y por ello lo presenta como una movida atribuible a Cristina Fernández de Kirchner, Sergio Massa, Elisa Carrió y Martín Lousteau, entre otros, quienes estarían organizando un “frente de izquierda”.
El argumento es tan mentiroso como el resto de los que viene sosteniendo desde hace años Milei: todo ese sector de la oposición es incapaz de movilizar al 0,5 por ciento de los convocados en la marcha. Tal vez aspire a visibilizarlos para llevar agua para su molino por el descrédito que experimentan. Pero la movida, burda y primitiva, no le servirá: las encuestas le están dando un índice de popularidad del 38,5 por ciento y sigue en caída abrupta, mientras que su imagen negativa ya se acerca al 60 por ciento. La sangre comienza a evidenciarse detrás de la armadura.
Cuando se compara una movilización popular y espontánea de 2 millones de personas con los menos de 3.500 asistentes que consiguió convocar en Parque Lezama el fin de semana pasado, utilizando todos los recursos del estado nacional, queda en claro que la mayoría de la sociedad ya no ve a un león, sino a una marioneta articulada. Ha perdido 20 puntos respecto de los votos conseguidos en el balotaje.
La destrucción de la universidad -y de la educación- pública es la medida más pro casta que el gobierno podría implementar, al congelar y pulverizar la sociedad, suprimiendo la llave de la movilidad social ascendente. Milei quiere robarle a los argentinos el sueño de “mi hijo el doctor”, un calmante con el que afrontar las penurias cotidianas. La sociedad lo sabe y no se calla.
Ahora llega el momento decisivo para la dirigencia política: alinearse con su pueblo o cerrar negocios con el gobierno para conseguir la voluntad de los 87 “héroes” indispensables para condenar a la Argentina a la ignorancia. No le será a Milei tan sencillo como en el caso de los jubilados: la universidad está organizada, la bronca de los argentinos se incrementa y cada vez queda más en claro que las promesas electorales eran burdas falacias.
No sólo la universidad pública está siendo atacada. También la democracia, con la práctica sistemática del veto autocrático por parte de un gobierno que la desprecia. La movilización de este miércoles no debe quedarse en eso, sino que debe profundizarse hasta el momento del nuevo tratamiento legislativo del veto. Allí se verá si nos merecemos ser una sociedad libre de verdad, o nos conformamos con ser una colonia de esclavos. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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Cristina Fernández de Kirchner, Elisa Carrió, Martín Lousteau, Sergio Massa, Javier Milei¿Qué te parece esta nota?
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