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La creciente pobreza que afecta a más de la mitad de la población plantea una interrogante sobre el acceso a la educación superior, que muchos consideran un vehículo esencial para el ascenso social.
La continuidad del sistema universitario público en Argentina enfrenta un desafío crucial, centrado en las limitaciones presupuestarias que repercuten tanto en los salarios de los docentes como en los gastos de funcionamiento de las instituciones. La creciente pobreza que afecta a más de la mitad de la población plantea una interrogante sobre el acceso a la educación superior, que muchos consideran un vehículo esencial para el ascenso social.
En este contexto, los docentes han observado una disminución en la concurrencia a las aulas, especialmente entre los estudiantes provenientes de hogares vulnerables. En una reciente entrevista en "Sobremesa" (Canal 2), la contadora pública nacional Fernanda Colque compartió su perspectiva sobre la situación actual.
“Tenemos jóvenes con enorme potencial en zonas carenciadas. Creer que la pobreza limita nuestras capacidades intelectuales es un gran error. Yo provengo de un hogar muy pobre, y discrepo con el presidente al afirmar que pobre no es quien se muere de hambre, sino quien tiene restringidas sus necesidades básicas. Esto no implica que dejemos de luchar por mejorar nuestra situación; la educación es el instrumento clave para salir de ella”, afirmó Colque.
La pandemia de COVID-19 evidenció la brecha digital entre los estudiantes, con el 80% de los jóvenes poseyendo un celular, pero enfrentando dificultades para participar plenamente en las clases virtuales debido a la falta de recursos como buena conectividad o dispositivos adecuados. Colque relató que los alumnos con computadoras podían acceder a las clases puntualmente, mientras que los que dependían de sus teléfonos móviles a menudo llegaban tarde o se desconectaban antes de que finalizara la clase.
Para contrarrestar la baja asistencia, la Facultad de Ciencias Económicas de la UNJu, donde Colque enseña, ha decidido aumentar la cantidad de clases ofrecidas, buscando adaptarse a las necesidades de los estudiantes y facilitar su participación. Sin embargo, la educadora reconoció que, a pesar de estos esfuerzos, las opciones son limitadas para enfrentar la inasistencia.
La situación actual del sistema universitario en Argentina refleja un contexto económico y social complicado, donde la educación superior, fundamental para el desarrollo y el ascenso social, se encuentra en riesgo, lo que podría tener consecuencias duraderas en el futuro de los jóvenes y el país. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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