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El estatuto recientemente aprobado por Kicillof y Larroque en el Organismo Provincial de la Niñez y Adolescencia (OPNyA) ha sido criticado por favorecer a la patronal y “traicionar” a los trabajadores, quienes denuncian desprotección y salarios por debajo de la línea de pobreza.
El titular del ministerio de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires, Andrés Larroque, se ha mostrado exultante junto a la cúpula directiva del Organismo Provincial de la Niñez y Adolescencia (OPNyA) por la firma de un estatuto al que han suscripto todas las organizaciones gremiales con incumbencia en la actividad. Sin embargo, el documento, que consta de veintiuna carillas, más que un reglamento que reconozca y jerarquice la actividad de los trabajadores del sector, se parece a un apéndice de obligaciones detalladas que se desprenden de las leyes y tratados internacionales que garantizan los derechos del niño.
Incluso estos tratados son más contemplativos de las condiciones laborales de los trabajadores en cuestión (como el protocolo de Kioto, por ejemplo). Ni Carlos Saúl Menem, en su esplendor neoliberal de los '90, ni el propio Javier Milei, estrenando su famosa motosierra, se han animado a tanto. Los gremios, entre gallos y medianoche, han asistido a la traición más bochornosa de la que la administración pública provincial tenga memoria. Desde luego, los acuerdos abarcan desde la repartición de cargos jerárquicos, el ingreso de personal para familiares y amigos, e incluso hasta la asignación de terrenos.
El estatuto, que solo satisface las aspiraciones de la parte patronal, se ha confeccionado expresamente a espaldas de los trabajadores, quienes, azorados, se encuentran en estado de desprotección, alerta y en plena gesta de acciones como la desafiliación masiva y la formación de organizaciones autoconvocadas, similares a las vistas en plena pandemia en 2020.
El experimento Nogués
En medio de todo este berenjenal, la reapertura del centro de recepción de menores Pablo Nogués, con la gran mayoría del personal sin experiencia y bajo un régimen horario de 12x36 horas, que es rechazado de manera uniforme y no sería bien recibido en ningún otro centro, se convierte en una pieza clave del absurdo boceto de estatuto firmado por los gremios. Este régimen es la cabecera de playa del documento en cuestión. Según afirmó la subsecretaria Viviana Arcidiácono, si esta modalidad horaria funciona en el dispositivo de Nogués, se implementará en la totalidad de los dispositivos.
Larroque, por su parte, no puede alegar inocencia. La conformación de lo que el gobierno nacional de Cristina Fernández de Kirchner denominó como ley de Medios, que él supo apoyar ciegamente, surgió del consenso general y el trabajo de campo en un contexto muchísimo más vasto. De haber existido buenas intenciones, unas cuantas asambleas en los diferentes dispositivos habrían bastado para obtener un estatuto que comprenda y conforme a la generalidad de los trabajadores. La realidad es que el gobernador Axel Kicillof y el ministro Larroque, quien ya solo espera volver a ocupar una banca legislativa, son el centro de los insultos por sus muestras de desprecio hacia los trabajadores, junto a los gremios, que difícilmente recuperen la confianza de los empleados en el corto plazo.
Por último, y aunque cueste creerlo, vale recordar que los trabajadores del Organismo Provincial de la Niñez y Adolescencia (OPNyA) se encuentran cobrando sueldos por debajo de la línea de pobreza. Al cierre de esta edición, se informaba del faltante de dinero en las liquidaciones de horas extras en los centros de Lomas de Zamora y Alfaro. Aunque dentro del organismo ya nada sorprende. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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