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El impacto devastador del monocultivo y el uso masivo de glifosato se refleja en la alarmante contaminación de todas las fuentes de agua en la provincia de Buenos Aires. La peligrosa toxicidad de estos métodos agrícolas pone en riesgo la calidad del agua de la región, exigiendo acciones inmediatas para revertir este grave problema ambiental.
El modelo agrícola de monocultivo impuesto en provincia de Buenos Aires -con Axel Kicillof y su ministro de Desarrollo Agrario, Javier Rodríguez, a la cabeza- es señalado como el principal causante de la contaminación de las aguas. La dependencia excesiva del glifosato y otros químicos en la agricultura ha desencadenado una crisis ambiental que amenaza la salud de la población y el ecosistema en su conjunto.
A comienzos de este año, la Justicia Federal de San Martín dictó un fallo muy importante que reconoce que el agua de consumo humano con residuos del agrotóxico glifosato importa una afectación significativa del derecho al agua potable, y obliga a la provincia de Buenos Aires y municipio de La Matanza a proveer de agua en bidones a la familia amparista que no presente residuos de agrotóxicos.
De igual manera, meses después se otorgan medidas cautelares por agua contaminada con arsénico y fumigaciones con agrotóxicos que impactan en la población de la localidad de French, partido de Nueve de Julio, provincia de Buenos Aires. Como medida paliativa, esto les permite a los pueblos fumigados y las comunidades que luchan por el derecho humano al agua potable, alejar las fumigaciones con agrotóxicos a más de 1.000 metros de la localidad de French y la entrega de bidones de agua potable a toda la población: Sin embargo, sigue siendo una solución a medias.
Mientras Buenos Aires enfrenta esta crisis, otros países como China, India y Europa están avanzando hacia prácticas agrícolas más sostenibles y orgánicas. La adopción de modelos agrícolas sustentables en estas regiones demuestra que es posible producir alimentos de manera saludable y respetuosa con el medio ambiente.
Tal como lo viene realizando la casa de gobierno de la provincia de Misiones, que se destaca por su compromiso en la producción de alimentos de calidad, orgánicos y libres de químicos dañinos. La tierra colorada apuesta por elaborar biofertilizantes y bioinsecticidas para proteger las plantas, el suelo y la salud de las personas. Estos métodos innovadores ya se aplican con éxito en cultivos como el té, la yerba mate y huertas, marcando un ejemplo a seguir para el resto del país.
Con un 92 por ciento de sus productores ya migrados hacia el uso de bioinsumos, Misiones se ha consolidado como un referente en la producción agroecológica en Argentina. Este cambio no ha sido sencillo, pero los resultados hablan por sí mismos: los agricultores que han adoptado estas prácticas no solo han visto mejoras en la calidad de sus productos, sino que también han contribuido a la preservación del suelo, el agua y la biodiversidad local.
Los productores que han migrado hacia estas prácticas han demostrado que es posible producir alimentos sanos sin comprometer la salud del medio ambiente ni la de las futuras generaciones. Estos agricultores no solo han aceptado el desafío, sino que también han demostrado que la sostenibilidad y la rentabilidad no son objetivos incompatibles.
Por ello, es imperativo que el gobierno de Axel Kicillof tome medidas concretas para preservar las fuentes de agua y adopte prácticas agrícolas responsables que protejan el medio ambiente y la salud de los argentinos. La experiencia positiva de Misiones, aquí en Argentina, nos muestra que es posible producir alimentos de forma sostenible. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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