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En plena crisis de UxP, Máximo Kirchner y La Cámpora atacan a Perón, San Martín, Rosas y Mariano Moreno
En plena crisis política y tensiones internas, La Cámpora descalificó a figuras históricas como Juan Domingo Perón y José de San Martín, mientras ensalzó a Cristina Fernández de Kirchner como la única defensora del pueblo, evidenciando divisiones y cálculos políticos que favorecen el avance de Javier Milei.
La relación entre Cristina Fernández de Kirchner, La Cámpora y el gobierno de Javier Milei es viscosa e impenetrable., debido a las reiteradas denuncias sobre un presunto pacto que incluye, entre otras tantas aristas, el cajoneo del proyecto de “Ficha Limipia” para garantizar la posibilidad de una participación electoral de la exvicepresidenta, con la correspondiente contraparte: el apoyo de Cristina a la designación de Ariel Lijo -candidato del oficialismo- a la Corte Suprema.
Por más que en los últimos días se hayan comprobado intentos de acercamiento entre Axel Kicillof y Cristina, varios referentes de La Càmpora se ocuparon de aclarar que eso no cambiaba en nada la posición de la agrupación respecto del gobernador, a quien le han retirado su apoyo de manera explícita. Al día de hoy, la relación entre Cristina, La Càmpora, Axel, Sergio Massa, los intendentes, gobernadores y sindicatos peronistas está virtualmente estallada. Por más que algunos actores promuevan “la unidad hasta que duela”, los rencores y cuentas pendientes son los que privan, todo lo cual beneficia sustancialmente el crecimiento de LLA como opción electoral para el año próximo y el fortalecimiento de la figura de Javier Milei.
Pero lo que no podía sospecharse, en un contexto de tamaña volatilidad, es que La Cámpora saliera a descalificar al propio Juan Domingo Perón. Cierto es que Cristina siempre manifestó su desprecio hacia el fundador del movimiento, al que considera “un viejo de m…”, en los últimos años hubo un cambio en sus expresiones públicas sobre el fundador del Justicialismo, basado en consideraciones y cálculos estrictamente políticos, para tratar de evitar que el drenaje de su base política se intensificara aún más.
El acto donde se realizó la llamativa perorata.
El episodio de referencia tuvo lugar el pasado 15 de noviembre, en un Plenario de La Campora, en un que el concejal de Lomas de Zamora, Claudio Morel, perteneciente a esa agrupación, definió a próceres como Mariano Moreno, José de San Martín, Juan Manuel de Rosas y Juan Domingo Perón como cobardes que “se tomaron el palo” del país por miedo. Esta afirmación fue calurosamente aplaudida por los militantes y dirigentes de la organización, encabezados por el mismísimo Máximo Kirchner, quien –para peor- ejerce la presidencia del Partido Justicialista bonaerense.
Claro está que, para La Cámpora, la cobardía de nuestros próceres encuentra su contrapunto en la actualidad. "¿Y quién se quedó en Argentina a defender a todos nosotros?-se preguntó el orador-. ¡Se llama Cristina Fernández de Kirchner!", en medio de una verdadera ovación de los presentes.
El juicio de La Cámpora sobre las principales figuras del panteón nacional demuestra no sólo la ignorancia supina sobre nuestra historia, habitual en es agrupación, sino que además retoma los conceptos vertidos a inicios de 1956 por el dictador Pedro Eugenio Aramburu, quien afirmó por entonces que “Perón se comportó como un cobarde”. En 1972, otro dictador, Alejandro Agustín Lanusse, aseveró que a Perón “no le daba el cuero” para volver al país.
Es llamativo comprobar que, en medio del desmadre que provocó la victoria de Javier Milei, numerosos actores que se autoproclaman como referentes del campo popular hayan decidicio rendir pleitesía a quienes expresan las posiciones más antagónicas respecto del movimiento nacional.
Vale la pena refrescarle a la dirigencia de la acomodaticia Cámpora que, como respuesta a la provocación de Aramburu, el general Perón expresó en una carta firmada en Panamá –donde por entonces se encontraba exiliado- que: “Para mí, el valor no consiste, ni consistirá nunca, en hacer matar a los otros. Esa idea sólo puede pertenecer a los egoístas y a los ignorantes como usted. Tampoco el valor está en hacer asesinar obreros inocentes o indefensos, como lo han hecho ustedes en Buenos Aires, Rosario, Avellaneda, Berisso, etcétera. Esa clase de valor pertenece a los asesinos y a los bandidos cuando cuentan con la impunidad. No es valor atropellar a los hombres humildes Argentinos, vejando mujeres y humillando ancianos, escudados en una banda de asaltantes y sicarios asalariados, detrás de la cual ustedes esconden su propio miedo”.
Claro está que para Cristina, Máximo y sus acólitos, para quienes nunca ha sido un problema desentenderse de cualquier clase de empatía con su base social, abandonándola a su suerte con tal de retener sus kioscos y prebendas –tal como nuevamente sucede en la actualidad- la actitud de Perón pueda ser interpretada como de debilidad o de cobardía, aunque en realidad sólo demuestre su desprecio por la suerte que les toca correr a buena parte de los argentinos. La decisión de Cristina de quedarse no está relacionada con su empatía con los más perjudicados, sino con su afán de ceder todas las banderas y llegar a cualquier clase de acuerdo con el poder real con tal de no perder sus posiciones de privilegio y evitar la cárcel.
No es valentía: es egoísmo y ambición desenfrenada. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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