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Guillermo Nicora, referente de Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP) y director del Programa de Cárceles y Política Penitenciaria, habló con RADIO REALPOLITIK FM sobre la denuncia que le hicieron a los jueces que permiten que los presos se amontonen en comisarías y alcaidías porteñas en condiciones infrahumanas.
"La situación es alarmante", comenzó Guillermo Nicora, quien resaltó la creciente sobrepoblación carcelaria en el país, un problema que, según él, ha empeorado en los últimos años. "Desde mediados del año pasado, decidimos enfocarnos en el problema más grave de todos: los presos en comisarías. Estos lugares no son cárceles, son sitios donde simplemente se mantienen encerradas a las personas sin ofrecerles las condiciones mínimas para su reclusión", destacó el especialista.
Nicora también subrayó que esta situación va en contra de lo estipulado en la Constitución Nacional y los tratados internacionales que rigen los derechos humanos. "La constitución y la Convención Americana de Derechos Humanos dicen que las cárceles tienen que estar orientadas a la reforma, la readaptación y la reinserción social. Pero lo que estamos viendo es que se utilizan comisarías como prisiones, y no es ni siquiera un lugar adecuado para una persona detenida", remarcó.
El director del Programa de Cárceles y Política Penitenciaria explicó que el problema es parte de un fenómeno más grande: la crisis penitenciaria que enfrenta Argentina. "El crecimiento de la población penitenciaria ha sido sostenido, y las cárceles no dan abasto. Ante esta situación, los jueces deciden mandar a los presos a las comisarías, donde las condiciones son infrahumanas. Ni siquiera los calabozos de las comisarías alcanzan para albergar a todos los detenidos", dijo, lamentando que la situación ha llevado a que los reclusos se amontonen en espacios sin ninguna infraestructura básica.
En su relato, Nicora describió lo que viven los presos en estas dependencias policiales. "En las comisarías de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, las personas están encerradas en oficinas, baños, depósitos y talleres. No hay espacio para que se acuesten todos a la vez. La comida, la ropa, y hasta la higiene dependen exclusivamente de las familias de los detenidos, y no existe ningún tipo de atención médica o psicológica", detalló.
El experto también alertó sobre los riesgos adicionales que enfrenta la población carcelaria en estas condiciones. "Estamos hablando de lugares insalubres, sin acceso a baños o instalaciones adecuadas. Las personas pasan 24 horas al día hacinadas, en jaulas, sin poder moverse. En muchos casos, ni siquiera tienen acceso a comida proporcionada por el estado", expresó, subrayando que esta situación solo agrava el ciclo de violencia y deshumanización.
Además, Nicora señaló que, a pesar de las denuncias y las recomendaciones de organismos nacionales, los jueces y autoridades no toman las medidas necesarias. "En Tucumán, por ejemplo, la Corte Suprema dictó un fallo en 2015 exigiendo la resolución de esta problemática. Sin embargo, diez años después, la situación sigue igual", afirmó, haciendo hincapié en que el sistema penitenciario está completamente desbordado.
El director del INECIP cerró la entrevista con una crítica a la política penitenciaria actual. "Tenemos cárceles llenas, y la inseguridad crece. El crimen serio, el que realmente preocupa, no deja de aumentar. ¿Qué nos dicen los números? Que estamos haciendo las cosas mal. Si hay más presos y más inseguridad, es evidente que las estrategias no están funcionando", concluyó. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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