
Legislativas
Javier Milei convocó a una alianza electoral que expuso la debilidad de Mauricio Macri, mientras desde La Libertad Avanza descartan acuerdos con el Pro, buscando capitalizar su debilitamiento para consolidar su propio poder político.
Javier Milei rompió el hielo a mitad de la semana pasada, convocando a quienes “compartieran sus ideas” a sumarse a un armado electoral. Se trataba, evidentemente, de un eufemismo, ya que el destinatario directo de su convocatoria era Mauricio Macri. Ni lerdo ni perezoso, el ex presidente respondió inmediatamente con un comunicado de aceptación, y hasta propuso la creación de una mesa de negociación, incluidos los nombres de quienes participarían en su nombre.
Tanta inmediatez dejó en claro, para el "Mago del Kremlin", Santiago Caputo, que la debilidad de Macri es, a esta altura, conmovedora. Ni siquiera atinó a subirse el precio, poniendo condiciones para una eventual alianza. Simplemente aceptó a ciegas la propuesta sin conocer su contenido, tal como le brindó el apoyo indispensable al actual presidente en el balotaje para imponerse, o como respaldó prácticamente todas las medidas de esta gestión, incluso las más resistidas por la sociedad, sin conseguir prácticamente nada a cambio. Desde hace al menos dos años, cuando se disparó la interna del Pro para definir la candidatura presidencial de JxC, Mauricio actúa como un neófito diletante. Está decepcionado, hastiado y desbordado por la política, y el capital político que consiguió construir hasta 2019 se le viene escurriendo como arena entre los dedos.
Dentro del gobierno, ni Santiago Caputo ni Karina Milei desean concretar esa alianza. El plan diseñado por el estratega es claro y conciso: competir contra el Pro en las elecciones legislativas de la CABA y, tras derrotarlo, acumular la mayoría de los votos del partido amarillo en los comicios nacionales. De este modo, haría añicos al Pro y pasaría la ambulancia sobre los heridos y sobrevivientes de una fuerza política hecha añicos.
Este sería el escenario ideal para la definición de las elecciones de octubre, que ya Milei ha definido como una instancia para plebiscitar su gestión, confrontando cara a cara con el cristinismo. Con sus idas y vueltas, Mauricio Macri contribuye con eficiencia a corporizar ese plan. Nadie tiene en claro si desea ser candidato o no. Los números altísimos de rechazo que recoge su imagen lo hacen pensar que sería una locura poner el cuerpo, ya que las encuestas lo dan como claro perdedor frente a potenciales candidaturas libertarias de Patricia Bullrich o de Manuel Adorni. También tiene en claro que esta podría ser su última oportunidad: si no se presenta este año, tal vez después no exista un partido desde el cual impulsar su candidatura.
Por otra parte, también le queda claro que en caso de no presentarse le soltará la mano a quienes aún se mantienen orbitando a su alrededor. En este escenario, terminaría de liquidar lo que le queda de su desvencijado liderazgo, y habilitaría la fuga en masa hacia La Libertad Avanza.
Mientras que Macri está perdido en ese laberinto, en el gobierno celebran la última encuesta de Federico Aurelio, que le asigna un índice de apoyo cercano al 59 por ciento, De confirmarse esta tendencia, sería absurdo imaginar siquiera la posibilidad de una alianza entre LLA y el Pro. A lo sumo podrían ofrecérsele al partido amarillo 4 o 5 lugares testimoniales, de escasa relevancia, en las listas libertarias.
No queda claro si Mauricio Macri está mal asesorado o decide sin consultar a nadie. Lo que si es irrebatible es que no deja de pisar el palito. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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