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16 de enero de 2025 | Provincia

El problema del que nadie habla

¿La Justicia Electoral bonaerense está en condiciones de llevar adelante una elección por sí sola?

Las elecciones de medio término en la provincia de Buenos Aires enfrentan desafíos logísticos y financieros, exacerbados por la coexistencia de dos sistema electorales y la posible disociación de fechas entre los comicios provinciales y nacionales, lo que agudiza las tensiones políticas internas y el impacto presupuestario en un contexto de crisis.

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por:
Alberto Lettieri

Las elecciones de medio término que se realizarán este año pueden ser leídas en diversas claves. Una de ellas es la implicancia de la eventual disociación de sistemas electorales y fechas para los comicios provinciales y nacionales, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, donde históricamente se realizaron en coincidencia absoluta con las generales.

En este sentido, una posible interpretación puede realizarse en términos de las disputas internas por los liderazgos dentro de cada coalición o fragmento del universo político: ¿Le conviene a Axel Kicillof diferenciarlas para tratar de imponer su jefatura, dejándole el plano nacional a Cristina Fernández de Kirchner? ¿Es mejor para La Libertad Avanza o el Pro ir juntos o separados y en una misma fecha o en dos instancias diferenciadas? ¿A quiénes podría beneficiar la continuidad o no de las PASO? ¿Qué sistema electoral le conviene aplicar al gobierno bonaerense?

La otra clave de lectura, a la que se le ha prestado menos atención, está relacionada con el financiamiento de los comicios. Es que. si bien es cierto que en muchas provincias es práctica diferenciar las instancias locales de las nacionales, y están los mecanismos aceitados, y en la CABA, por su limitado número de votantes y su abundancia de recursos, no significa un problema, el hecho de tener que diferenciar el sistema electoral y convocar en dos ocasiones -en caso de que se mantengan las PASO- a la ciudadanía implica además una movilización de recursos humanos, logísticos y financieros que pondrían en serios aprietos a la administración bonaerense y, más especialmente, a la Honorable Junta Electoral de la provincia de Buenos Aires.

El dilema de la Justicia Electoral bonaerense

Si bien no se cuenta con datos exactos para las elecciones de este año, no sólo deberá considerarse la inclusión de mayores de 16 años en el padrón, sino que la Junta Electoral bonaerense también deberá financiar y organizar la participación de las autoridades de mesa y el complejo operativo de resguardo de urnas, control del orden público, etcétera. Todo en forma paralela a la nacional, asumiendo la responsabilidad absoluta del acto electoral.

¿Cómo sostendría semejante esfuerzo un órgano electoral que hace muchísimos años no realiza una experiencia de este tipo sin la asistencia nacional? ¿Cómo podría llevarse adelante esta costosa y compleja elección en un territorio castigado por la crisis actual? Para colmo, el presupuesto de 2025 no pudo ser aprobado, por lo que no habrían fondos electorales suficientes que pudieran ser prolongados y actualizados. La unificación de fechas permitía aprovechar en gran medida la infraestructura y recursos de la Cámara Nacional Electoral (CNE), pero una diversificación haría recaer todo el esfuerzo en la administración provincial que durante los últimas elecciones apenas mantuvo una posición de veedora.

Los números de la elección

En territorio bonaerense la población no deja de crecer, a diferencia de la mayoría del resto de los distritos. En 2023 se sumaron 297 mil votantes respecto de los comicios de 2021, que demandaron el armado de 39.500 mesas electorales para votantes nativos, y 2.100 para extranjeros. Se citaron a 83.200 personas como autoridades, para ejercer como presidente y suplente, para fiscalizar una elección con más de 14 millones de electores. Todavía no se ha podido acceder a los datos actuales, pero cabe subrayar el agravante presupuestario y la compleja logística que significaría la realización de elecciones diversificadas con PASO.

Respecto de la elección intermedia de 2021, en 2023 hubo un aumento de más de 10 mil autoridades de mesa, ya que en aquella ocasión se convocó a 73 mil personas para ejercer esas tareas. En números puros y duros, el principal distrito electoral del país sumó más de 14,2 millones de electores, que incluyeron unos 13.184.000 nativos y 869.970 extranjeros. En las elecciones de 2021 los empadronados fueron 12.888.231 nativos y 868.469 extranjeros. En total, 13.756.700 electores.

En resumen, si las elecciones fueran disociadas, los mismos actores podrían ser convocados en hasta cuatro ocasiones; pero, si son simultáneas, habría que duplicar su espectro humano: todo un tema para resolver que parece no haber sido tenido en cuenta al momento de no adherir a la boleta única para los comicios nacionales.

Así, a tientas y a ciegas, se ha puesto en marcha una nueva convocatoria cívica. Dios tendrá que demostrar que sigue siendo argentino. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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