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15 de enero de 2025 | Nacionales

Polémica

La eliminación de la cédula azul: Cuando el ahorro estatal se convierte en un negocio

La eliminación de la cédula azul, impulsada por el subsecretario Carlos Medina, encareció trámites vehiculares, benefició a escribanos y dejó a los argentinos sin soluciones prácticas ni accesibles.

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por:
Santiago Sautel

Por un supuesto intento de “modernizar” el sistema y reducir costos, el gobierno de la Nación, bajo la gestión del subsecretario de Asuntos Registrales, el escribano Carlos Medina, eliminó la cédula azul, una herramienta clave que permitía a los propietarios autorizar a terceros a conducir sus vehículos. Sin embargo, lejos de cumplir con sus objetivos, esta decisión ha desatado una serie de problemas que golpean directamente a los bolsillos de los argentinos y benefician, curiosamente, a un selecto grupo de profesionales.

Del ahorro al sobrecosto: el negocio detrás de la cédula azul

La cédula azul tenía un costo razonable de 6.400 pesos, accesible para las familias y empresas que necesitaban autorizar a un tercero para conducir. Ahora, sin esta herramienta, los propietarios deben recurrir a poderes notariales, cuyos costos superan los 140 mil, una cifra absolutamente desproporcionada.

Lejos de reducir los costos, como promete constantemente el gobierno de Javier Milei, esta medida incrementa los gastos de los ciudadanos de manera desmedida. Todo apunta a que la eliminación de la cédula azul se ha convertido en un negocio redondo para los escribanos, quienes ahora monopolizan un trámite que antes era sencillo y económico.

Para colmo, la solución “moderna” prometida por el gobierno, que permitiría gestionar autorizaciones a través de la app Mi Argentina, sigue siendo una promesa vacía. La funcionalidad aún no está operativa, dejando a los usuarios sin herramientas digitales para resolver sus problemas.

En un contexto de creciente brecha digital, esta falta de previsión afecta especialmente a quienes no tienen acceso a la tecnología, generando un doble castigo: no solo deben lidiar con trámites más costosos, sino que además quedan excluidos del sistema por completo.

Empresas y particulares: los principales perjudicados

El sector automotriz y de transporte ha sido uno de los más golpeados por esta medida. Empresas con flotas de vehículos ahora enfrentan la burocracia de tramitar poderes notariales individuales para cada conductor, un procedimiento que incrementa los costos operativos y reduce su competitividad.

En el ámbito particular, los argentinos que comparten vehículos o planean viajes al exterior se encuentran con obstáculos insalvables: denegación de ingreso en países vecinos y secuestro de vehículos por falta de documentación reconocida. Las soluciones paliativas improvisadas por el gobierno, como constancias y documentos respaldatorios, han sido insuficientes y generaron más confusión que alivio.

Riesgos legales y económicos: un sistema que no protege a nadie

La eliminación de la cédula azul también expone a los argentinos a serios problemas legales. Al no contar con un documento físico que evidencie claramente la autorización para conducir, las disputas en caso de accidentes o conflictos son mucho más complejas de resolver.

Además, la decisión de eliminar la fecha de vencimiento de la cédula verde abre la puerta a la compraventa informal de vehículos, generando riesgos legales y fiscales tanto para compradores como para vendedores.

Carlos Medina: el arquitecto del desastre

El subsecretario de Asuntos Registrales, Carlos Medina, es el principal responsable de este descalabro. Su decisión de eliminar la cédula azul, sin garantizar una alternativa eficiente, refleja una alarmante desconexión con la realidad de los ciudadanos y una falta de compromiso con el bienestar de los argentinos.

En lugar de generar soluciones prácticas y accesibles, Medina parece haber priorizado los intereses de un sector específico, convirtiendo un trámite económico en un negocio elitista. Mientras tanto, los argentinos deben cargar con el costo de esta medida irracional.

La eliminación de la cédula azul no es un hecho aislado, sino un ejemplo más de cómo el gobierno implementa políticas sin considerar sus consecuencias reales. Aunque el discurso oficial se centra en reducir costos y simplificar trámites, la realidad muestra que las medidas adoptadas solo generan más gastos, más burocracia y más problemas para los ciudadanos comunes. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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