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El ejecutivo busca prorrogar la medida hasta 2027, mientras las aerolíneas sostienen que hay que eliminarlo. Economistas y especialistas en la materia advierten sobre los efectos a largo plazo de una decisión que sólo tiene un fin recaudatorio.
En los últimos meses, el debate sobre la imposición de nuevos impuestos sobre los viajes al exterior ha cobrado fuerza en Argentina. Mientras algunos sectores proponen este gravamen como una forma de aumentar los ingresos fiscales, la realidad es que los viajeros ya enfrentan una serie de impuestos y costos que encarecen sustancialmente los vuelos internacionales. Esta contradicción se pone de manifiesto tanto en los comentarios de expertos como en las recientes disputas entre el gobierno y las aerolíneas.
Argentina ha estado sometida a una serie de restricciones y cargas impositivas en el sector de la aviación internacional desde hace varios años. Entre los más destacados se encuentran:
Estos impuestos ya tienen un impacto considerable en el precio de los pasajes y, en muchos casos, provocan una fuga de divisas, ya que, como han señalado desde el sector turístico, muchos argentinos optan por comprar boletos desde países vecinos para evitar estas cargas adicionales.
Recientemente, aumentaron las tensiones entre el gobierno argentino y las aerolíneas, tras una propuesta para crear un impuesto adicional a los viajes al exterior. Este gravamen, según el gobierno de Javier Milei, podría contribuir al financiamiento de distintos programas de la administración pública. Sin embargo, las aerolíneas se oponen, aduciendo que esto podría desincentivar los viajes internacionales y aumentar aún más los costos para los pasajeros.
En este contexto, la propuesta parece más una medida de recaudación a corto plazo, pero también refleja una contradicción con la carga tributaria ya existente. Es claro que los viajeros internacionales están sujetos a una serie de impuestos que ya hacen que el costo de los vuelos sea significativamente más alto que en otros destinos. Y mientras se contempla este nuevo gravamen, parece haber poca reflexión sobre el impacto que ya tiene la combinación de impuestos sobre las aerolíneas y los consumidores.
La verdadera contradicción surge cuando se analiza la justificación de imponer más impuestos a los viajes al exterior, cuando ya existen mecanismos impositivos que, si bien tienen un propósito fiscal, afectan directamente a quienes desean salir del país.
Desde un punto de vista económico, el impacto de estos impuestos adicionales podría ser negativo en términos de competitividad. Como mencionaron impuestos en la materia, al aumentar los impuestos, se corre el riesgo de que los argentinos prefieran viajar desde aeropuertos en países vecinos donde los costos son menores. Esta fuga de pasajeros podría terminar generando menores ingresos fiscales a largo plazo, al contrario de lo que se pretende con la nueva medida.
Además, muchos de estos impuestos ya cumplen un objetivo similar al que se busca con el nuevo gravamen: desincentivar el consumo de divisas extranjeras y controlar el gasto de los ciudadanos en el exterior. En este sentido, se puede argumentar que, más que un impuesto adicional, debería haber un enfoque integral que contemple la reducción o incluso la revisión de las cargas existentes, para no sobrecargar aún más a los ciudadanos.
Se torna necesario reflexionar sobre si la solución real para la economía argentina pasa por seguir sumando impuestos a los viajes internacionales, o si, por el contrario, es más eficaz revisar los impuestos actuales para que los costos del sector aéreo sean más sostenibles. El turismo internacional puede ser un motor de desarrollo económico, pero para ello se necesita un sistema tributario que no desincentive el acceso a estos servicios, sino que promueva su crecimiento de manera equilibrada.
El debate, por tanto, no debe centrarse únicamente en un nuevo impuesto, sino en una revisión integral de las políticas fiscales aplicadas al sector turístico y aéreo, que permita fomentar el turismo sin caer en la trampa de las medidas impositivas excesivas. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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