
Interior
Mientras el Congreso adopta medidas de austeridad, la senadora Lucila Crexell ha realizado cuatro viajes internacionales con fondos públicos en 2024, enfrentando críticas por su gasto y una denuncia por cohecho tras votar a favor de la ley Bases.
En el contexto de un Congreso donde la mayoría de los legisladores optaron por medidas de austeridad, la senadora nacional Lucila Crexell, del Movimiento Popular Neuquino (MPN), ha sido una excepción notoria. Mientras sus pares renunciaban a los viajes internacionales financiados por el estado, Crexell realizó cuatro viajes al extranjero durante el 2024, todos pagados con fondos públicos.
El primer destino de la senadora fue Marruecos, donde permaneció una semana entre el 13 y el 20 de febrero para participar de la Conferencia Parlamentaria sobre la Cooperación Sur-Sur. Poco después, viajó a Suiza entre el 21 de marzo y el 1 de abril para participar de la 148º Asamblea de la Unión Interparlamentaria y reuniones conexas en la ciudad de Ginebra. A mediados de año, entre el 25 y el 29 de junio, visitó Alemania para integrarseal International Energy Workshop. Finalmente, regresó a Suiza del 12 al 17 de octubre para sumarse a la reunión del Grupo América Latina y Caribe (GRULAC) y de la 149º Asamblea de la Unión Interparlamentaria (UIP). Estos desplazamientos han generado críticas debido a que contrastan con la postura de otros legisladores que decidieron no utilizar este beneficio para enviar un mensaje de responsabilidad fiscal en un contexto de crisis económica.
La decisión de Crexell también genera tensión dentro del MPN, partido liderado por Rolando Figueroa, quien se encuentra envuelto en una denuncia de estafa relacionada con planes sociales. La senadora, al representar a una fuerza que se autodefine como "popular", ha sido cuestionada por una conducta percibida como alejada de las necesidades y prioridades de sus representados.
Pero los viajes no son la única controversia que envuelve a Crexell. La senadora fue denunciada por cohecho tras votar a favor de la denominada ley Bases. Según la denuncia, su voto positivo habría estado condicionado a la promesa de un cargo como representante argentina ante la UNESCO, una posición que, al final, tardó demasiado en concretarse. Este episodio, que despertó cuestionamientos éticos, también ha minado su credibilidad y expuesto la tensión entre las ambiciones personales y los intereses del país.
A pesar de estas críticas, Crexell ha mantenido un perfil bajo en cuanto a la defensa de su gestión. Sus viajes y las denuncias en su contra son una muestra de las contradicciones de un Congreso que, en términos generales, ha buscado alinearse con las demandas de austeridad de la ciudadanía, pero en el que ciertos representantes parecen actuar en dirección opuesta.
El caso de Crexell es también un reflejo de las tensiones internas del Movimiento Popular Neuquino, cuyo liderazgo también enfrenta severas críticas. La pregunta que surge es cómo estas acciones afectarán no solo la imagen de la senadora, sino también la del partido que representa. En un contexto donde la confianza pública en las instituciones está en crisis, casos como el de Lucila Crexell solo profundizan el escepticismo ciudadano hacia la clase política. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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