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2 de febrero de 2025 | Internacionales

En los estudios de REALPOLITIK.FM

Estados Unidos: "Se deportaron más de 28 mil colombianos en el último año"

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, se enfrenta a un complicado dilema internacional tras el conflicto con Estados Unidos por la deportación de colombianos. El analista  Anderson Riverol analizó las implicancias diplomáticas y económicas de esta situación, poniendo en contexto las tensiones y decisiones tomadas por el mandatario colombiano.

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por:
Facundo Quiroga

Anderson Riverol comenzó por explicar las razones detrás de la deportación de colombianos desde Estados Unidos: “Por tres razones: haber entrado a su territorio de forma irregular, haber cometido actos delictivos dentro de su territorio, y representar una amenaza para la seguridad nacional”. A lo largo de los años, las cifras de deportaciones han aumentado notablemente, y, según el analista, el gobierno de Joe Biden ha deportado a más de 28 mil colombianos, un récord frente a los 14 mil deportados durante la administración de Donald Trump. Sin embargo, aclaró que “aún no llegamos a la cifra tope de lo que fue el gobierno anterior”, subrayando la importancia del contexto y la política exterior estadounidense.

Uno de los puntos más críticos del conflicto surgió cuando Gustavo Petro decidió rechazar la manera en que los deportados eran transportados a Colombia. Según Riverol, el mandatario colombiano ya conocía las condiciones previas: “Había un acuerdo entre Estados Unidos y Colombia, donde el mandatario colombiano sabía las condiciones y cómo iban a viajar los deportados”. La situación se intensificó cuando, mientras los deportados aún estaban en vuelo, se les negó el permiso de ingreso al territorio, lo que generó la indignación del presidente colombiano, quien manifestó: “No quiero que humillen a mis compatriotas”.

A pesar de la condena a la forma en que se transportaban a los colombianos deportados, el analista defendió la medida como una acción necesaria. “La forma de traslado es esposado, y esto puede ser una medida que efectivamente humilla a la dignidad humana o que previene que pase algo”. La controversia fue resuelta, según Riverol, cuando el gobierno de Petro optó por habilitar aviones colombianos para el regreso de los deportados, algo que fue bien recibido por quienes defendían la dignidad de los colombianos. “Si el foco es la defensa de la dignidad, habilitar el avión colombiano para que llegase a su destino es la mejor opción”.

Sin embargo, las consecuencias fueron inmediatas y de gran peso. Tras la disputa, el gobierno estadounidense amenazó con sanciones financieras y la suspensión de visas a ciudadanos colombianos. “Esto iba a ser devastador para la economía colombiana”, comentó Riverol al referirse a las posibles represalias comerciales que pesaban sobre el país, con una amenaza de aplicar un arancel del 25 por ciento a todos los productos colombianos. La crisis económica que se avecinaba fue uno de los factores que obligó a Petro a dar marcha atrás en su postura.

El cambio de decisión fue casi inmediato: “Seis horas después, el gobierno de Petro recula y acepta los términos exigidos por Estados Unidos, salvo que el avión que transportara a los deportados fuera colombiano”. A pesar de la aparente victoria diplomática, Riverol advirtió que “la narrativa se dividió. Desde Estados Unidos se dice que quien recula es Petro, pero desde el sector político latinoamericano de izquierda se habla de la victoria de Petro, porque puso a disposición los aviones colombianos”.

Además, se hizo notar la grave repercusión que esto tuvo en las relaciones comerciales entre ambos países. “Colombia tiene un crecimiento importante en su relación comercial con Estados Unidos, a pesar de que a nivel global sus exportaciones bajaron un 1 por ciento. Con Estados Unidos, este número aumentó un 8 por ciento”, lo que muestra lo relevante que es para Colombia mantener una relación fluida con el país norteamericano, pese a las diferencias.

En términos políticos, Riverol explicó que este conflicto pone en evidencia una confrontación entre las narrativas, sobre todo en el contexto latinoamericano. “Desde la CELAC, por ejemplo, se pretendía crear un bloque antiimperialista contra Trump, pero cuando se consultó a la presidenta de México, la respuesta fue diferente: no estaba informada del conflicto y su país ya tenía acuerdos con el gobierno estadounidense”. Esto deja en evidencia la complejidad de las relaciones diplomáticas latinoamericanas, donde el gobierno de Petro se ve atrapado entre la presión interna y las demandas internacionales.

A lo largo de la entrevista, también se discutieron las implicancias del discurso del presidente colombiano sobre el petróleo y su postura ecologista. Riverol destacó que Petro “se suscribe a una dinámica internacional que es el ecologismo, pero el ecologismo desde un punto de vista más radical, como el de Greta Thunberg, que ve los hidrocarburos como los principales responsables del calentamiento global”. Sin embargo, las contradicciones entre su discurso ecologista y la dependencia económica del petróleo se hacen evidentes: “Colombia tiene petróleo, pero enfrenta una tensión interna y externa por las políticas de reducción de producción”.

Finalmente, Riverol concluyó que, ante el impacto de las medidas de Trump, la presión internacional sobre Petro es difícil de eludir. “Colombia no tiene más opción que aceptar estas condiciones porque, tarde o temprano, las medidas económicas de Estados Unidos las vas a tener que acatar”, concluyó. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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