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1 de marzo de 2025 | Nacionales

Mentime que me gusta

La inflación según Marco Lavagna: Por qué los números del INDEC no se condicen con la realidad

Cuando el INDEC publicó el índice de inflación de enero, el gobierno salió a festejar ese 2,2 que marcaba el indicador más bajo en cuatro años. Una vez más, detrás de los  fuegos artificiales se oculta la falacia del discurso oficial.

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El gobierno de Javier Milei nos tiene acostumbrados a sostener falacias en su discurso oficial, para tratar de disimular la realidad de sus políticas económicas. En este caso se trata de la inflación, ese flagelo que nos acompaña desde hace décadas y que, pese a los maquillajes creativos del presidente y Luis Caputo no deja de crecer.

En realidad, la medición de inflación está subestimada, ya que se calcula en base a una canasta de consumos elaborada en 2004, que no resulta representativa de la asignación de recursos de las familias argentinas. Rubros tales como el alquiler están directamente excluidos, y otros como servicios y tarifas están absolutamente subrepresentados respecto de las erogaciones que deben afrontar los hogares argentinos. Sólo para el mes de enero se calcula que una medición de la canasta real, más cercana por ejemplo a la de la CABA, hubiera registrado uns suba de precios real de 0,6 puntos adicionales, llevando el indicador a 2,8 por ciento.

No es que el Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (INDEC) mienta con los datos que publica, sino que la herramienta utilizada no se corresponde con la asignación de recursos de los argentinos. No es casualidad de que, pese a que exista una herramienta más actualizada para medir la inflación elaborada por el propio INDEC a partir de los datos extraídos de la IPC en la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) de 2017, el gobierno se niegue a  rajatabla a implementarla, ya que dejaría en claro que el pretendido éxito en la lucha contra la inflación es, en realidad, un contundente fracaso.

A esto se suma un nuevo argumento, no menos contundente: el indicador de inflación es utilizado para definir aumentos en paritarias, jubilaciones, etcétera, que son así hundidas a la baja. Los sindicatos han denunciado esta situación, asegurando que, de contarse con una evaluación realista de la inflación en la Argentina, el salario mínimo debería ser casi siete veces mayor que el actual. Esto también explica algo que el gobierno deliberadamente oculta: por qué el consumo masivo no para de caer pese a la presunta desaceleración de los precios. Para enero de este año, por caso, disminuyó en un 7 por ciento por ciento respecto del mismo mes del año anterior, que resulto pésimo en materia de consumo tras la devaluación del 25 por ciento del mes de diciembre de 2023.


El presidente Javier Milei y el karma de la inflación.

Esta subestimación de los indicadores reales de inflación ha sido reconocida por el propio titular del INDEC, Marco Lavagna, quien adelantó hace un tiempo que se había elaborado una nueva herramienta más realista para medir la inflación, pero el gobierno se ha negado insistentemente a implementarlo. El problema que se plantea es que, si esta negativa persiste, se incrementarán las sospechas sobre las mediciones del INDEC, organismo que debió afrontar denuncias y cuestionamientos varios cuando estuvo en la órbita del entonces secretario de Comercio del Interior, Guillermo Moreno.

La ENGHo de 2017 que desea implementar Marco Lavagna asigna una mayor ponderación de las tarifas de luz y gas (59 contra 34 por ciento en la canasta de 2004). Pese a que Milei y Luis Caputo pisaron los aumentos de los últimos meses, las boletas de ambos  servicios subieron un 400 por ciento y un 300 en 2024, lo que dejaría en claro que la tan mentada desaceleración no es más que otra de las fantasías instaladas por el presidente. Los salarios, que el gobierno insiste en permitir actualizar sólo un 1 por ciento, habrían perdido sólo en el mes de enero un 1,8. Estos sólidos argumentos les permiten sostener a los sindicatos que el salario mínimo,  fijado actualmente en 279 mil pesos, debería ser para diciembre de 2024 de 1.900.000.   

Otros factores que pegaría un salto exponencial en caso de una medición acorde al consumo de los argentinos serían los de pobreza e indigencia, calculándose que el primero superaría largamente el 50 por ciento y el segundo, el 20.

Si bien la situación actual es diferente a la que se produjo en tiempos de Guillermo Moreno, quien fue condenado a tres años de prisión por manipular datos del INDEC e inhabilitado para ejercer cargos públicos por seis años, mientras que su exdirectora de Índices de Precio de Consumo, Beatriz Paglieri, recibió una sanción de tres años de prisión condicional y otros seis de inhabilitación para ejercer cargos públicos, la constante manipulación de los indicadores de inflación real, más tarde o más temprano, terminará afectando la credibilidad de Lavagna y la de un gobierno nacional atravesado por denuncias de estafas y de constituir, en sí mismo, una asociación ilícita. (www.REALPOLITIK.com.ar)


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