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16 de marzo de 2025 | Nacionales

En su peor momento

A Javier Milei le crecieron los enanos

Javier Milei canceló su viaje a Europa alegando un supuesto intento de golpe de estado, pero en realidad enfrenta un creciente aislamiento internacional, acusaciones de criptoestafa, pérdida de apoyo y una crisis política que él mismo alimenta.

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Javier Milei tenía programado un viaje a Madrid para recibir, el 21 de marzo, otro de los premios chatarras entregados por entidades desconocidas que poblaron su agenda 2024. Finalmente debió cancelar el viaje para la premiación con el incógnito galardón “Escuela de Salamanca”, aunque por razones muy diferentes a las que aludió oficialmente.

Según el relato del régimen, Milei habría decidido postergar su viaje debido a la necesidad de quedarse en la Argentina para "ocuparse de las adversidades que está enfrentando tanto él mismo como el propio país". La explicación denuncia la existencia de un "intento de golpe de estado por parte de una violenta y antidemocrática oposición" que pretende "debilitar el gobierno de la libertad".

Nadie, en su sano juicio, podría tomar como válido semejante argumento, aunque tal vez esté instalado en la inestable cabeza del presidente. Muy por el contrario, un embajador de un país europeo de primera línea ofreció una explicación mucho más sólida: "Antes todos los líderes de derecha de Europa querían sacarse una foto con Milei, después de la estafa de $Libra le huyen como si tuviera peste".

En el terreno internacional, la situación de Javier Milei es sumamente comprometida a partir de la criptoestafa. Con los elementos de juicio disponible nadie duda de la participación presidencial en una asociación ilícita orientada a una finalidad delictiva, ya que sin la publicación del tuit presidencial que disparó el recorrido de $Libra difícilmente hubiera tenido alguna clase de repercusión. A partir de allí aparecieron los nombres de quienes participaron en el diseño técnico y estratégico del dolo. Y ni que decir sobre las múltiples versiones que también asocian a su hermana Karina Milei, no sólo con el caso $Libra sino también con la comercialización de los encuentros privados con el presidente.

Agrava aún más su situación el giro ornamental que pegó con relación al presidente Volodímir Zelenski, ya que la sumisión incondicional de Milei a Donald Trump lo ha dejado muy mal parado ante Europa. Y ni qué decir de su decisión de desconocer la autonomía de los poderes públicos, al diseñar por DNU a dos miembros de la Corte Suprema, una conducta que sólo es asociada a la de un dictador.

Por si eso fuera poco, la brutal represión provocada por la ministra Patricia Bullrich sobre manifestantes pacíficos que se sumaron a las protestas de los jubilados de cada miércoles por el saqueo de sus ingresos, que terminaban habitualmente en golpizas a los ancianos y que, en esta semana, culminó en un baño de sangre en la zona de Congreso, permitió comprobar una vez más que los derechos de los ciudadanos y la constitución no son cuestiones que este gobierno tenga en cuenta. A los mercados no los motivan razones románticas ni humanitarias, pero sí la falta de garantías constitucionales y los súbitos cambios de humor presidencial que se traducen en giros copernicanos en sus acciones y decisiones.

El presidente está en una situación crítica. Ha perdido el carisma que le acompañó en sus días más exitosos. La esperanza se borró de las razones de quienes lo apoyaban, ya que nadie cree que pueda ofrecer más que más pobreza, ajuste, represión y violación constante de las normas que permiten cohesionar a la sociedad argentina.

Ahora que Europa le ha dado la espalda y los mercados le están soltando la mano con velocidad acelerada, Milei comienza a quedarse cada vez más solo y más consciente de que la responsabilidad que le ha sido otorgada lo excede sobremanera. Por más que insulte, descalifique y amenace cada vez está más solo y en manos de tres figuras que cargan –a su manera- con el peso de la gestión: Santiago Caputo, Patricia Bullrich y Luis Caputo. El resto es una comparsa a contramano dispuesta a salir a la disparada en la medida en que estar cerca suyo deje de resultar conveniente.

Se equivoca Milei: no es objeto de un “intento de golpe de estado”. El golpe lo está diseñando él mismo. De golpe, le crecieron los enanos de su circo. (www.REALPOLITIK.com.ar)

  

 


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