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El viceministro de Economía, José Luis Daza, criticó la políticas de Donald Trump antes de la crucial reunión informal con el Board del FMI
El gobierno no deja de dispararse tiros en los pies. Esta vez el tirador fue nada menos que el viceministro de Economía, el chileno José Luis Daza, que en la reunión de la Comisión Bicameral que dictaminó sobre el DNU que autorizó al gobierno a endeudarse con el Fondo Monetario Internacional cuestionó las políticas de arancelamiento que dispuso Donald Trump.
Si bien las declaraciones fueron realizadas la semana pasada, tomaron estado público el pasado lunes, apenas un día antes de la crucial reunión que mantendrán los negociadores argentinos con el Board del FMI, encargado de definir montos, plazos y condiciones del nuevo acuerdo con la Argentina.
Las palabras de Daza complican la situación de Luis “Toto” Caputo, quien ya durante el gobierno de Mauricio Macri fue relevado de su cargo por exigencia del FMI. No ha cambiado en absoluto la opinión sobre el actual ministro de Economía en el organismo de crédito internacional, que sospecha razonablemente que espera hacerse de los dólares de un nuevo préstamo para posibilitar el desarme de posiciones en pesos y la fuga de divisas de especuladores amigos, tal como lo hiciera en aquella ocasión.
Por eso las definiciones de Daza cobran mayor relevancia, porque se supone que expresan el diagnóstico del gobierno nacional, o al menos de la cartera económica. ¿Qué fue lo que dijo? Nada menos que la “economía global enfrenta un período de turbulencia superior al de la pandemia” a consecuencia de los aranceles que dispuso Donald Trump. El mundo, continuó, será “cada vez más volátil, por culpa de las políticas arancelarias de Trump".
La difusión de estas declaraciones afectan la situación del ministro de Economía en el marco de la negociación, ya que la intervención de las autoridades norteamericanas ha sido decisiva para viabilizar un salvataje de las finanzas públicas, exhaustas por la aplicación de un plan económico que sólo garantizó la concentración de la riqueza y la definición de un escenario dorado para los intereses de los especuladores gracias al fomento del carry trade. En las últimas semanas el gobierno ha utilizado los encajes de los ahorristas privados para contener una corrida financiera motivada en los pésimos resultados de la gestión económica, que dejó al Banco Central de la República Argentina con un rojo de más de 10 mil millones de dólares, un incremento de la deuda pública de más de 100 mil millones en apenas un año de gestión y una pérdida de 1200 millones en los últimos 6 días para tratar de contener la disparada en las cotización de los paralelos, con éxito muy acotado.
Daza integra el segmento ortodoxo radicalizado del equipo económico, junto a Federico Sturzenegger y Demian Reidel. Justamente Reidel, socio de Daza en un fondo de inversión, formuló polémicas declaraciones en los últimos días, en las que afirmó que la Argentina goza de fabulosos recursos naturales dispuestos a recibir inversiones extranjeras, pero que el único problema que su territorio está poblado por argentinos.
En pocos días, dos funcionarios muy próximos a Caputo realizaron afirmaciones que poco ayudan a un ministro que no precisa asistencia externa para dispararse en los pies, tal como sucedió con su nefasta entrevista con Antonio Laje que provocó una intensificación de la corrida cambiaria la semana anterior.
"Estamos en un mundo sumamente complejo. Entiendo que ustedes no son especialistas financieros, y es natural. En las finanzas y en economía, en las últimas décadas, se desarrollaron una serie de indicadores de tensiones de mercado. Muchos. Índices de tensión. Índice de fragilidad. Esos índices están en los niveles más altos que había desde la pandemia, incluso más altos", aseguró Daza en su reunión con los legisladores nacionales.
Por si quedaran dudas, agregó que: "Ha habido todo tipo de shocks en la economía global. Y la verdad es que la Argentina no ha resistido de forma mágica, como nunca antes en la historia, fue gracias al programa político económico".
Finalmente cerró sus consideraciones planteando un panorama sombrío: "No sabemos hacia dónde va la economía mundial. Hay cambios geopolíticos, hay cambios en los flujos comerciales, hay cambios en los flujos financieros, y no podemos seguir esperando que no pase nada", y subrayó que la fortaleza macroeconómica de un país está relacionada con la de su Banco Central, que en la Argentina experimenta una situación de precariedad extrema.
Las declaraciones de Daza confrontan directamente también con las definiciones de Javier Milei en su etapa de candidato presidencial, quien aseguraba que iba a “dinamitar el Banco Central”, pero que a partir de su asunción lo convirtió en el eje de sus políticas económicas. El peso argentino dejó de ser “excremento” y la dolarización fue archivada indefinidamente.
Los dichos del viceministro generaron escozor en la Cancillería, a cargo de Gerardo Werthein, y motivaron airados reclamos hacia el funcionario. Werthein y su equipo hacen todo lo posible para mantener la mejor relación posible con Donald Trump y tratan de controlar las expresiones de los funcionarios para evitar rispideces. No les va del todo bien, ya que al ministerio de Economía parece escapársele la tortuga a cada rato, y no faltan los malintencionados de siempre que conocen el accionar de Luis Caputo, y que sostienen en off que está generando las condiciones para ser despedido de su cargo una vez garantizados los intereses de los especuladores amigos. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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