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En medio de graves denuncias contra su gestión, se filtró un video de Patricia Bullrich exaltada, bailando eufórica y con las pupilas dilatadas en una fiesta privada.
Un video al que tuvo acceso este medio muestra a la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, desatada en una fiesta privada, saltando y bailando de forma eufórica junto a un grupo de jóvenes mayormente vestidos con camisa blanca. La escena, que habría tenido lugar en Puerto Madero, promete desatar una fuerte polémica, no sólo por el tono del encuentro sino también por el visible estado de excitación de la ministra, quien aparece con las pupilas notablemente dilatadas.
Aunque no hay confirmación oficial sobre si Bullrich se encontraba bajo los efectos del alcohol u otra sustancia, los gestos exagerados y la falta de control corporal llaman poderosamente la atención. Lo que sí es seguro es que el momento elegido para semejante despliegue festivo no podría haber sido peor.
El escándalo estalla justo cuando el malestar contra la gestión del ministerio de Seguridad pareciera multiplicarse exponencialmente. En la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), bajo la gestión de Alfredo Hernán Gallardo y con Bullrich al frente de la cartera, se ha desatado una ola de denuncias por maltratos, abusos de autoridad, encubrimiento institucional y uso indebido de bienes del estado. En Salta, La Rioja y otras regiones del norte, los relatos de hostigamiento laboral, construcción de instalaciones privadas en predios oficiales, uso personal de vehículos sin control administrativo, y beneficios exclusivos para allegados son parte de un patrón sistemático que expone el colapso de la cadena de mando y la impunidad dentro de la fuerza. A pesar de la gravedad de las acusaciones, que incluyen persecución psicológica, tareas humillantes, amenazas y discriminación, no se ha activado ninguna respuesta efectiva desde el ministerio.
El caos dentro de la PSA no es nuevo ni aislado: las distintas unidades comparten una cultura de abuso sostenida por el silencio jerárquico y la falta de controles. La respuesta institucional ha sido nula, lo que demuestra que Patricia Bullrich no solo está al tanto de lo que ocurre bajo su órbita, sino que ha optado por la pasividad.
Mientras tanto, Bullrich brilla por su ausencia. Lejos de asumir responsabilidad o encabezar una investigación seria, la ministra aparece ahora en un video que exhibe una desconexión total con la gravedad institucional que atraviesa su cartera. En la estructura de la PSA -ya golpeada por el maltrato y la arbitrariedad- el malestar crece: el personal espera una respuesta, pero lo único que recibe es el silencio de una ministra que parece estar de fiesta.
La imagen de una Patricia Bullrich exaltada y sin control no solo promete generar incomodidad en las fuerzas de seguridad, sino que también agitará aún más las internas dentro del gobierno de Javier Milei, donde algunos sectores ya presionan con vehemencia exigiendo una respuesta a tanta impunidad y desparpajo. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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