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La candidatura de Cristina Fernández de Kirchner reconfigura el escenario electoral bonaerense mientras crecen los rumores sobre una inminente condena judicial, desatando tensión en el oficialismo, que teme un efecto boomerang que fortalezca al peronismo y debilite al gobierno de Javier Milei.
Cuando Cristina Fernández de Kirchner decidió aparecer ante las cámaras el lunes pasado en la Casa Rosada respiraron con alivio. La confirmación de que la exvicepresidente se presentaría a las elecciones de diputada provincial por la tercera sección electoral permitían convertir a los comicios, de un plebiscito a favor o en contra de Javier Milei, en otro con la ex presidenta como parteaguas.
Con el paso de los días, el alivio fue convirtiéndose en preocupación. Los libertarios no encontraban a ninguna figura capaz de confrontarla. Santiago Caputo aseguró que “a Cristina le gano caminando”, y trató de capitalizar la situación promoviendo al influencer con designación oficial, Daniel Parisini –el “Gordo Dan”- para encabezar la lista del gobierno, pero las encuestas se encargaron de bajarle el pulgar inmediatamente. En la realizada por DC Consultores, sólo medía un 3,7 por ciento. José Luis Espert se desempeñó un poco mejor, sumando el 11,4 por ciento, y Patricia Bullrich fue la más exitosa, con el 21,9 por ciento, superando incluso a Axel Kicillof, quien llegó al 20,2. Sin embargo, la opción preferida fue “Cualquiera. La gente se cansó de Cristina”, con el 42,8 por ciento.
La desazón de la sociedad con la dirigencia política, que atraviesa a todas las fuerzas políticas, incluida La Libertad Avanza (LLA), resulta francamente preocupante, ya que no se la percibe como una herramienta que pueda beneficiar los intereses comunes, sino como una casta de ocupación. En la encuesta de Julio Aurelio - ARESCO se registra que, de todos los espacios políticos en disputa, quien registra mayor nivel de abstencionismo es el del panperonismo, con un 45 por ciento de habituales votantes que no expresan deseo alguno de concurrir a las urnas. En el caso de la derecha –LLA y Pro- el 32 por ciento expresa opinión similar. Para el resto de las fuerzas, el absentismo sería del 37 por ciento. Con un agravante: el 83,7 por ciento votaría en blanco si las elecciones fueran hoy.
Con esos números descorazonadores el “Gordo Dan” fue clausurado e inmediatamente Karina Milei intentó reemplazarlo por José Luis Espert, para correrlo de su condición de cabeza de lista para las elecciones de diputado nacionales de la provincia de Buenos Aires en el mes de octubre. Ni la hermana presidencial ni Santiago Caputo lo quieren allí: el único que lo respalda, y quien lo consagró como tal, es Javier Milei. Como plan b, Sebastián Pareja –el archidenunciado armador de Karina- propuso a la parlamentaria del Mercosur Miriam Niveyro, o, eventualmente, a Leila Gianni. Ambas son prácticamente desconocidas por el electorado.
Mientras la dirigencia política afronta el desprecio de la sociedad, los rumores procedentes de la Corte Suprema sobre la confirmación de la sentencia a CFK cobran cada vez más entidad. Este viernes el periodista Eduardo Feinmann aseguró que este martes, o el próximo, se conocería esa decisión. Se argumenta que la aparición de la exvicepresidente ante las cámaras, confirmando su candidatura, fue tomada como un desafío por los supremos, y que habría acelerado los tiempos de la resolución.
Esta especie desesperó aún más al gobierno, que a la dificultad para oponerle un candidato potable a Cristina sumó el temor sobre el eventual impacto de una decisión de proscripción. ¿Cómo impactaría en ese altísimo nivel de votantes históricos del peronismo poco interesados en participar del acto electoral la confirmación de la sentencia? ¿Habría que esperar una participación masiva en repudio a esa decisión –más allá de quién sea el candidato-, o la sociedad está tan decepcionada con la dirigencia que pasaría desapercibida? En el gobierno creen que es imposible descartar la primera alternativa, que, incluso, podría implicar una avalancha de votos que termine con una victoria del panperonismo en la provincia, poniendo contra las cuerdas al plan económico y, así, al propio gobierno de Javier Milei en los dos años finales de su gestión.
Por esta razón es que en la Casa Rosada habrían decidido hacer todo lo posible para tratar de evitar que la Corte Suprema se exprese. Sin embargo, su influencia real sobre los supremos es mínima. Quien todavía conserva lazos firmes es Mauricio Macri, quien parece dispuesto a hundir el cuchillo hasta el hueso, al tener en claro que la decisión judicial favorable sería una muestra de que su poder real, tantas veces cuestionado en los últimos tiempos, sigue vigente, a contrapelo del juicio de la dirigencia política y de los propios votantes que han decidido jubilarlo de manera anticipada. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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