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Gabriel Cohen, director de Confluencia Comunicación, conversó con RADIO REALPOLITIK FM (www.realpolitik.fm) sobre la compleja situación que atraviesan tres sectores clave para la economía y la identidad argentina: el turismo, la industria vitivinícola y la gastronomía.
"Hoy ninguno de estos tres rubros está pasando un buen momento", sentenció Gabriel Cohen, quien trabaja estrechamente con actores de los sectores mencionados y conoce de primera mano la crisis que los afecta.
Según explicó, la combinación de factores económicos, cambios en el comportamiento del consumidor y un retroceso en el ingreso del turismo extranjero han producido una fuerte caída en el consumo y en la rentabilidad de estas actividades.
Respecto al turismo interno, Cohen advirtió: “Antes venir a la Argentina era una fiesta para los extranjeros, hoy ya no”. El director de Confluencia Comunicación explicó que la estabilidad cambiaria y la apreciación del peso hicieron que turistas de países limítrofes como Brasil, Uruguay y Chile —los que más consumían en gastronomía y vinos— dejen de elegir Argentina como destino.
Un caso ilustrativo fue el de Olympo Sky Bar, en la Avenida Corrientes: “El año pasado el 80 por ciento de los comensales eran brasileros. Hoy, solo el 20 por ciento”.
La situación se replica en el sector vitivinícola. Cohen detalló que hay una “sobreoferta fenomenal” de vinos en el mercado local. “Muchas personas se lanzaron a producir vino porque parecía un negocio rentable o por tener su propia etiqueta. Hoy hay enormes bodegas reventando stock”, comentó.
Esta saturación de la oferta, sumada a la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores, afecta especialmente a las pequeñas bodegas artesanales, que no pueden competir en precio con las grandes marcas.
“El consumidor de a pie siempre va a las primeras marcas y manotea en la góndola lo conocido. El resto queda dando vueltas”, explicó.
En cuanto a las exportaciones, Cohen señaló que los países productores tienden a consumir su propio vino, lo que reduce las posibilidades del vino argentino en el exterior: “El español consume Rioja, el italiano vino italiano, y el estadounidense, vinos de Napa Valley. Es muy difícil que compren afuera”.
La caída en el consumo interno de bebidas alcohólicas es otro indicador preocupante. De acuerdo a datos oficiales, la baja en el vino alcanzó el 18,6 por ciento. Para el especialista, esto responde a una modificación en los hábitos de consumo del argentino promedio: “Antes, ante la incertidumbre, la gente consumía porque sabía que su plata se desvalorizaba. Ahora que hay cierta estabilidad, se ahorra o se apunta a compras más grandes como un auto o arreglos en la casa. El consumo diario, como un vino o salir a comer, se recorta”, analizó.
Finalmente, el director de Confluencia Comunicación reflexionó sobre la comunicación dentro de la industria del vino: “Las bodegas solo le apuntan a vinos de alta gama, cuando casi el 50 por ciento del consumo es de vinos jóvenes, frescos y frutados. Es como si les diera vergüenza vender productos simples. Hay un esnobismo que sigue latente”. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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