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La causa, que genera conmoción por la participación de fuerzas de seguridad federales, fue impulsada por la fiscal Lucía Orsetti y su auxiliar Lourdes Milani, quienes lograron que la jueza federal Ivana Hernández dictara la prisión preventiva para los uniformados.
Dos agentes del Escuadrón 52 “Tartagal” de Gendarmería Nacional fueron detenidos e imputados por narcotráfico, tras quedar vinculados a una organización criminal desbaratada en mayo con el secuestro de 161 kilos de cocaína en un operativo realizado en Aguaray, provincia de Salta.
La causa, que genera conmoción por la participación de fuerzas de seguridad federales, fue impulsada por la fiscal Lucía Orsetti y su auxiliar Lourdes Milani, quienes lograron que la jueza federal Ivana Hernández dictara la prisión preventiva para los uniformados. Se trata del sargento primero Carlos Alberto Sorani (26 años de servicio) y del cabo primero Alexis Iván Aguirre (13 años de trayectoria), ahora acusados de ser coautores del delito de transporte de estupefacientes agravado, tanto por su rol en la fuerza como por el número de implicados.
“Estamos frente a una estructura que usaba el uniforme como escudo para operar con total impunidad”, deslizó una fuente judicial consultada.
La investigación comenzó el 5 de mayo pasado, cuando efectivos del Escuadrón 54, en un control de rutina sobre la Ruta Nacional 34, detuvieron a una camioneta Ford Ranger que circulaba desde Salvador Mazza hacia Aguaray. El conductor, Oscar Navarro, viajaba junto a su pareja, Gloria Cardozo.
El vehículo fue detenido inicialmente por inconsistencias en la cédula, pero un perro antinarcóticos marcó positivamente el rodado. En una inspección profunda, los gendarmes encontraron 173 paquetes de cocaína ocultos en compartimientos dobles dentro de la caja, los asientos y el piso del vehículo.
La detención del matrimonio fue el punto de partida de una investigación que derivó en la identificación de los dos gendarmes activos como organizadores y facilitadores del transporte de la droga. Las pruebas recolectadas incluyen comunicaciones, movimientos sospechosos y peritajes documentales que comprometieron a Sorani y Aguirre.
No es el primer caso en el que efectivos de Gendarmería quedan bajo la lupa por presunta colaboración con bandas narco. Pero el volumen de droga incautada y el hecho de que los implicados tuvieran más de tres décadas de servicio acumulado reaviva el debate sobre la corrupción estructural en las fuerzas federales.
“Es muy grave que quienes deben controlar el narcotráfico terminen siendo parte de la cadena de distribución”, lamentó un dirigente salteño del sector judicial.
Mientras tanto, los dos gendarmes quedaron alojados en una unidad federal, mientras se espera el avance de pericias clave ordenadas por la magistrada.
El silencio institucional
Hasta el momento, Gendarmería Nacional no emitió ningún comunicado oficial sobre el caso ni sobre el estado administrativo de los implicados. Tampoco se informó si se activaron sumarios internos o si existe una línea de investigación hacia superiores jerárquicos.
La causa sigue abierta y no se descarta que haya más detenciones en los próximos días, en una trama que vuelve a poner en jaque la credibilidad de las fuerzas que deben custodiar las fronteras y combatir el narcotráfico. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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