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La falta de profesionales en las escuelas agrava los casos de acoso, adicciones y suicidios juveniles. Docentes y familias reclaman políticas públicas urgentes.
La crisis educativa y sanitaria en Jujuy tiene un frente silencioso pero cada vez más alarmante: el colapso de la atención psicopedagógica en escuelas y hospitales públicos. Profesionales del área denuncian que no dan abasto ante el crecimiento sostenido de casos de bullying, trastornos del aprendizaje, adicciones y hasta suicidios entre estudiantes.
En el marco de una reciente movilización que exigía la declaración de una emergencia en salud en la provincia, psicopedagogos expusieron el drama que se vive puertas adentro de las aulas, especialmente en el interior y zonas vulnerables como la Quebrada. “No hay cargos, no hay políticas activas que garanticen la incorporación de profesionales al sistema educativo ni a los hospitales”, lamentó Florencia Tula, licenciada en psicopedagogía e integrante del Frente 22 de Agosto.
Tula explicó que el escenario se torna cada vez más complejo. “En el nivel primario, los docentes están completamente desbordados, muchos grados tienen varios niños con diagnósticos como TDAH o autismo, pero no cuentan con acompañantes terapéuticos ni gabinete interdisciplinario. Y en secundaria, la situación es todavía más grave: hay adolescentes que conviven con adicciones, violencia y pensamientos suicidas, sin ningún tipo de contención profesional”.
La demanda no solo surge desde los profesionales. Esta misma semana, padres de estudiantes se manifestaron en diferentes puntos de la provincia recolectando firmas para exigir una audiencia con la ministra de Educación. “Queremos ser escuchados. Nuestros hijos no pueden seguir estudiando en un entorno donde el bullying y la violencia son moneda corriente y nadie del Estado interviene”, expresó una madre de Humahuaca.
Desde el sector insisten en que el Estado provincial debe garantizar el acceso a profesionales de salud mental como psicólogos y psicopedagogos en las escuelas, especialmente en las más alejadas o con mayores índices de vulnerabilidad. “Hoy el ingreso al sistema público es casi imposible. La mayoría trabaja de manera particular, pero las familias no pueden afrontar esos costos”, advirtió Tula.
Mientras tanto, los casos se acumulan y los profesionales se enfrentan a una realidad tan brutal como silenciosa: un sistema educativo que, ante la falta de inversión en salud mental, empuja a miles de niños y adolescentes al abandono escolar, al sufrimiento cotidiano o, en los peores casos, a decisiones irreversibles. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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