Chubut: Familias pesqueras salieron a la calle a exigir dignidad ante el abandono estatal

Puerto Madryn volvió a ser epicentro del reclamo pesquero, pero esta vez el protagonismo no fue de los gremios ni de los patrones de barcos, sino de quienes sostienen la vida cotidiana en silencio: las esposas, madres, hijas e hijos de los marineros. Cansadas del silencio oficial y del deterioro económico que arrastra a sus hogares, marcharon este jueves por el centro de la ciudad con un pedido básico, crudo y urgente: que el Estado les devuelva el derecho a vivir con dignidad.

La movilización partió desde el muelle Piedra Buena y se dirigió hasta el edificio municipal, donde el intendente Gustavo Sastre recibió a una comitiva. Sin banderas partidarias ni consignas políticas, la marcha tuvo el tono de una súplica colectiva. “Hace nueve meses que no entra un peso. No hay trabajo, no hay obra social, no hay futuro. ¿Quién puede vivir así?”, expresó un marinero con lágrimas contenidas.

A diferencia de anteriores protestas que incluyeron cortes de ruta y bloqueos portuarios, esta jornada fue distinta. Fue más silenciosa, más familiar, más dolorosa. Entre los carteles, se leía una frase que se repetía como bandera: “No somos millonarios, somos familias”.

El reclamo apunta al corazón del conflicto pesquero que afecta no solo a Chubut, sino también a Santa Cruz, Río Negro, Buenos Aires y otras provincias costeras. “Si no hay pesca, no hay nada. No es solo el marinero el que se queda sin ingreso. Es el comercio, la escuela, la farmacia, la ciudad entera”, sostuvo Johanna, esposa de un trabajador del mar.

El modelo de “relevo” que deja a los marineros sin estabilidad ni derechos fue duramente criticado. “No tenemos ni para comprar un antibiótico si se enferma un hijo”, denunciaron. Y hubo cuestionamientos también al rol sindical: “¿Dónde están los gremios? ¿Quién pelea por nosotros?”.

La marcha recibió el respaldo del intendente Sastre, quien se comprometió a trasladar los reclamos a la reunión prevista en Buenos Aires junto al gobernador Ignacio Torres, representantes del Gobierno Nacional y mandatarios de otras provincias. En paralelo, el municipio elaboró un listado de familias con urgencias extremas para gestionar asistencia en servicios y alimentos.

La presión crece también en el plano gremial. Alejandro Boccolini, delegado de Patrones de Pesca, advirtió que “la paciencia se agota” y criticó duramente los intentos de recortar salarios, como propuso recientemente el diputado libertario César Treffinger. “Hablan de sueldos sin entender lo que es pasar meses en altamar, jugándose la vida”, señaló.

La crisis, que comenzó como un conflicto sectorial, se ha convertido en un drama social. Las familias pesqueras enfrentan un invierno sin ingresos, sin cobertura médica, con deudas acumuladas y con chicos que faltan a la escuela porque no tienen útiles ni ropa. “Ya no estamos pidiendo aumentos ni beneficios. Solo queremos que el Estado nos vea. Queremos volver a trabajar y llevar un plato de comida a casa”, dijo una manifestante entre aplausos.

Puerto Madryn habló claro. La pesca no es un lujo ni una industria de millonarios. Es el corazón económico de una comunidad que, entre redes vacías y promesas incumplidas, hoy se siente abandonada. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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