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Otro reclamo de becarios bonaerenses llegó a este medio, los cuales denuncian que, tras haber sido esenciales en pandemia, hoy sobreviven con sueldos de miseria.
En los pasillos de los hospitales bonaerenses, los becarios de salud continúan peleando una batalla silenciada contra los gremios, que presuntamente deberían garantizar que se cumplan sus derechos, y los funcionarios públicos que deberían representarlos. Mientras el gobernador Axel Kicillof y el ministro de Salud, Nicolás Kreplak, se jactan de un sistema sanitario "robusto", miles de trabajadores esenciales subsisten con salarios de hambre, sin derechos laborales y con promesas vacías.
Tal como expuso REALPOLITIK a fines del mes de mayo con el caso de los becarios del hospital Simplemente Evita de González Catán, en La Matanza, ahora los trabajadores del Interzonal General de Agudos Doctor Diego Paroissien, alzaron su voz, pero fueron recibidos con indiferencia y represión.
"450 mil pesos por mes cobramos, sin aguinaldo ni aporte, así como tampoco ningún derecho de los que gozan los empleados de planta permanente", reclamó una trabajadora del hospital de Agudos Paroissien, resumiendo una precariedad que se extiende por toda la provincia. Aquellos aplausos que, durante la pandemia, la sociedad dedicó a estos "héroes" de la salud quedaron en el olvido y nunca se tradujeron en mejoras ni en condiciones justas de trabajo para ellos.
Pese a haber arriesgado su vida y la de sus familias, trabajando jornadas extenuantes en condiciones precarias, los becarios fueron compensados con poco más que palabras. "Fuimos esenciales, hoy somos indigentes", reza un cartel pegado en las afueras del ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, donde estos becarios fueron echados e intimidados por las fuerzas policiales que, lejos de garantizar la seguridad de los vecinos y protegerlos de los delincuentes, son usadas para acallar los reclamos honestos.
La respuesta de Kreplak ante estos reclamos fue indignante: puertas cerradas en la cara, policías custodiando la entrada y un trato que los hizo sentir "como delincuentes, no trabajadores de salud", según denunció una afectada a este medio.
Aunque elevaron cartas detallando su situación, la respuesta fue el silencio. Una de esas misivas, enviada al gobierno provincial, expone con dureza: "Cumplimos horarios extensos, enfrentamos altos niveles de exigencia y responsabilidades cruciales, carecemos de derechos laborales fundamentales como los aportes jubilatorios, el reconocimiento de licencias, antigüedad y sueldos dignos. Nuestros ingresos están muy por debajo de la canasta básica, que actualmente asciende a un millón de pesos".
Pero la injusticia no concluye en el hecho de que ni siquiera puedan cubrir la mitad del costo de la canasta básica. Mientras el personal de planta permanente goza de aguinaldo, vacaciones y aportes jubilatorios, los becarios son relegados a un régimen de “beca” que encubre una relación de dependencia fraudulenta. "La utilización de esta figura contractual resulta fraudulenta, ya que encubre una verdadera relación de dependencia laboral, desvirtuando la finalidad formativa de una beca", advierte otra carta enviada a Kicillof, que detalla cómo realizan tareas asistenciales en áreas de alta complejidad, como cuidados intensivos nivel III, bajo subordinación jerárquica y con jornadas extendidas, sin los derechos que les corresponden.
Pese a estas denuncias, y más preocupados por un cargo que por los trabajadores, los sindicalistas de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) optaron por lavarse las manos, señalando al gobierno nacional de Javier Milei como responsable de la falta de recursos que impide a Kicillof otorgar aumentos.
Pero los becarios no se dejaron engañar y salieron al cruce vía Facebook, donde varios de ellos les señalaron que esta precariedad es previa a la asunción del libertario y que, al parecer, lo único que les importa es continuar en sus cargos "tomando mates con facturas", mientras a ellos les pagan miseria.
La hipocresía es evidente y, para los becarios, palpable, mientras se destinan sumas millonarias en programas sociales, recitales "gratuitos" y documentales tales como "Pandemia: gestionar lo desconocido", no se actualizan los sueldos de estos trabajadores de la salud que, pese a no pedir privilegios sino igualdad, son ignorados y destratados.
"El pase a planta permanente no solo es una cuestión de justicia laboral, sino también una necesidad para garantizar un sistema de salud público más eficiente, estable y comprometido", concluye uno de sus escritos. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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