En el contexto global, donde la competencia por inversiones es cada vez más feroz, la Argentina aparece rezagada. Ni siquiera en España —un país con fuertes lazos históricos, culturales y económicos con Argentina— el gobierno libertario parece tener un plan para consolidar la llegada de capitales. Esto resulta especialmente paradójico, dado el discurso oficial que promete convertir al país en un paraíso de negocios.
ICEX España Exportación e Inversiones
España despliega consejeros para captar capitales desestimando a la Argentina de Javier Milei
España despliega una red global de consejeros económicos para captar inversiones, pero dejando de lado a la Argentina. De este modo, el país fue apartando del mapa de capitales en un contexto de fuerte caída de la inversión privada.
Mientras Javier Milei se muestra ante los argentinos como adalid del libre mercado, su gobierno demuestra una llamativa falta de estrategia y estructura diplomática para atraer inversiones extranjeras. Un reciente anuncio del ICEX España Exportación e Inversiones sobre el despliegue de nuevos consejeros y agregados económicos en cuarenta países —incluyendo destinos estratégicos de América Latina, Asia y Europa— expone un contraste evidente: Argentina no figura en la lista. Se trata de una ausencia inexplicable para un país históricamente receptor de inversiones españolas y necesitado de capitales frescos en plena recesión.
Más allá de los discursos presidenciales que repiten eslóganes sobre la libertad económica, los datos duros muestran otra cara: en 2024, la inversión privada en Argentina cayó 13,7 por ciento, el peor registro desde 2001, según Orlando Ferreres. Las promesas de desregulación y liberalización no alcanzaron para revertir la desconfianza empresaria, y sectores clave como la construcción y la industria muestran derrumbes preocupantes.
España, mientras tanto, despliega una red profesional de brokers diplomáticos que funcionan como antenas para captar negocios en cada rincón del mundo. Son operadores entrenados para detectar oportunidades, intermediar con gobiernos locales y acompañar a empresas en su desembarco en mercados externos. En cambio, Argentina no tiene ni un solo consejero económico en la red de ICEX ni estructura similar. Es un vacío estructural que expone no solo una falta de planificación, sino una peligrosa improvisación que también recae, en este caso, en el embajador argentino en España, Wenceslao Bunge Saravia, que desembarcó en el cargo por su amistad empresarial con el canciller Gerardo Werthein.
Los países elegidos por el organismo que dirige Javier Serra Guevara son: Angola, Unión Europea, Chile, Corea del Sur, Dinamarca, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos, Guatemala, Indonesia, Israel, Países Bajos, Suiza, Francia, Arabia Saudita, Colombia, Taiwán, Brasil, Polonia, Reino Unido, China, Costa Rica, Cuba, Líbano, Nigeria, Camerún, Noruega, Paraguay, Rumania, Uzbekistán, Ucrania, India, Bangladesh, Kuwait y México.
El dato más preocupante es que la caída de la inversión no es un fenómeno aislado. Desde enero de 2023 hasta noviembre de 2024, la inversión cayó más de un 20 por ciento interanual cada mes, según el informe de Ferreres. Aunque diciembre mostró una mejora —explicada por la baja base de comparación—, el panorama para 2025 sigue siendo incierto. Sectores como construcción, industria y consumo siguen sin señales claras de recuperación.
Las organizaciones empresarias, en privado, reconocen el problema: el gobierno habla de libertad, pero carece de una diplomacia económica que posicione a la Argentina en el mundo. Mientras tanto, España sigue avanzando y redoblando sus esfuerzos para ubicar a sus empresas en cada mercado posible, aportando empleo y divisas para su país.
De fondo, la retórica libertaria de Milei parece chocar con la realidad: para atraer inversiones, no alcanza con proclamar libertad a los insultos. Hace falta construir institucionalidad, previsibilidad, seguridad jurídica y, sobre todo, una red diplomática que conecte al país con el mundo. Hoy todo eso brilla por su ausencia.
Cáscara vacía
La decisión del ICEX España expone una fragilidad estructural. Hace algunos días, durante su visita a la madre patria, Javier Milei intentó mostrarse exitoso protagonizando un acto junto a empresarios españoles, pero allí la verdad nuevamente salió a la luz: la inmensa mayoría de los presentes eran figuras de perfil secundario, lejos del respaldo contundente que un presidente argentino debería mostrar ante un socio estratégico histórico. La reunión, organizada por el embajador Wenceslao Bunge Saravia y el canciller Gerardo Werthein, evidenció la falta de conexiones sólidas y confianza real del empresariado español hacia la “Argentina del cambio”.
Este encuentro, presentado oficialmente como un espaldarazo a la gestión libertaria, se interpretó en amplios sectores políticos y económicos como un fracaso diplomático. La ausencia de grandes referentes empresariales y la poca jerarquía de los asistentes reflejan la dificultad de Milei para consolidar alianzas comerciales que puedan traducirse en inversiones concretas, en un contexto donde empresas españolas relevantes están replanteando su presencia en Argentina ante la falta de previsibilidad. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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