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El intento de resurrección política de Cristina Fernández de Kirchner tras la confirmación de su condena se desinfló rápidamente, dejando al peronismo bonaerense fracturado, con La Cámpora aislada y una unidad cada vez más lejana.
La confirmación de la condena de Cristina Fernández de Kirchner motivó una serie de reacciones de respaldo que hicieron suponer a los más intensos que allí mismo se estaba gestando su resurrección política y, con ella, la de del panperonismo socialdemócrata que acompañó sus años de gloria. Pero, tal como lo anticipáramos entonces, se trataba únicamente de los últimos estertores de su decaído protagonismo. Sólo unos días después, las cosas lucen muy diferentes.
Cristina y La Cámpora imaginaron un retorno a los largos tiempos del dedazo que les asignaba la semiexclusividad en las listas partidarias, y por esta razón intentaron teñir a todo este nuevo “operativo retorno” de reivindicaciones a “La Jefa” y de condena a sus “persecutores”. Inicialmente el resto del peronismo les siguió el jueguito, pero pronto se desmarcaron. A la fecha, los gobernadores del espacio tomaron clara distancia de la multiplicidad de actos que se realizan en todo el país bajo la consigna “Cristina libre”. Conscientes de que esta iniciativa sólo los devalúa en la interna y los afecta en sus negociaciones con sus pares de los otros espacios políticos, han decidido privilegiar la acción compartida por los ejecutivos provinciales de todo el país para poner fin a la apropiación de sus fondos que viene llevando a cabo el gobierno nacional desde sus inicios. Y “Cristina libre” es un slogan que los excluye y los perjudica en su administración cotidiana, además de debilitar su posición dentro de las negociaciones propias de lo que supo ser Unión por la Patria.
En la provincia de Buenos Aires las cosas no están mejor. Axel Kicillof y Máximo Kirchner siguen sin hablarse. La tarea de recomponer la unidad ha quedado en manos de Sergio Massa y del intendente de Lomas de Zamora, Federico Otermin, quienes intentan a acercar las posiciones de quienes no desean estar juntos. Más allá de las declaraciones en favor de la unidad de Máximo Kirchner, las agresiones hacia el gobernador y su gestión no cesan. Carlos Bianco, el alter ego de Kicillof recientemente descubierto conduciendo un vehículo oficial en estado de ebriedad, dejó en claro qué es lo que esperaría el gobernador y qué es lo que cosecha. “La primera condición para la unidad es ‘todo el día los tengo aplaudiéndome, y si me equivoco, me salen a bancar, no a matar’”. Exactamente lo inverso a lo que sucede.
En una reunión de la quinta sección electoral del Movimiento Derecho al Futuro que lidera Kicillof, Bianco definió los tres escenarios posibles: un acuerdo de unidad, una lista única sin acuerdo con representación de los sectores y competir con listas separadas. Aunque aclaró que, más allá de que se termine concretando la unidad electoral, “el peronismo de la provincia de Buenos Aires va a estar unido, en oposición a este gobierno nacional, que tanto daño está haciendo con la política económica que está implementando”. Y sentenció a continuación: “Es momento de dar un mensaje de fuerte oposición a Milei y a una manera de gobernador en la Argentina contra la gente, gozar el ajuste, festejar el dolor, empobrecer de forma masiva a los argentinos y argentinas”.
Sin embargo, y más allá de la oposición al gobierno nacional, la unidad está muy lejana. Tan es así que, sorpresivamente, Bianco salió a reivindicar a Miguel Pichetto. “Cuando Cristina Kirchner mandaba un proyecto al Congreso, probablemente (el senador Miguel) Pichetto no estaba de acuerdo en nada de lo que mandaba ella. Sabiendo como piensa, en el matrimonio igualitario no estaba de acuerdo. ¿Y qué hizo? Votó sin chistar. Disciplina partidaria se llama. La unidad requiere disciplina partidaria, como mínimo". Una sentencia que suena extraña en el marco de la traición del kicillofismo al kirchnerismo duro al que le debe todo.
Pero tampoco son esas acciones que antes exigía a sus aliados las que realiza La Cámpora, sino más bien todo lo contrario. Tampoco los diputados del massismo, que están en contra de votar en la lLegislatura provincial la iniciativa que permite la reelección indefinida de sus miembros. Por si hiciera falta, Bianco subrayó: “Esas ‘cositas’ pide el gobernador para ir a la unidad. El escenario uno es trabajar una unidad de conjunto, no solo para hacer las listas, y el 8 de diciembre ya te están tirando con roscazos. El segundo escenario -y puede que no pase, porque otros sectores pueden no estar de acuerdo- es hacer listas conjuntas, que terminemos cerrando con determinadas proporciones". El tercero, ir directamente con listas separadas, una opción que se ajusta mucho más al clima imperante dentro del panperonismo bonaerense.
“Nosotros queremos ganar la elección para que no entre le motosierra en la provincia de Buenos, porque ahí se termina todo. La tercera opción, la peor, es ir separados, porque el objetivo político ya no será ganar, sino sacar el mayor porcentaje posible, con el peronismo dividido, y le vamos a dejar servida la pelota a Milei para que avance con la motosierra. Ese es el peor escenario, pero no descarto que pueda suceder”, resaltó.
En cualquiera de estos escenarios, lo que “necesitamos –por la gestión- es seguir dándole músculo político al gobernador y seguir fortaleciendo al Movimiento Derecho al Futuro”. Aunque advirtió muy explícitamente: “Y si no se puede, tendremos que salir a la cancha nosotros”.
La posición predominante para una lista de unidad consiste en que encabecen las listas aquellos que mejor miden en cada distrito, pero, como siempre, La Cámpora quiere imponer a los suyos en todas partes, empezando por Máximo –en reemplazo de su madre- en la tercera sección electoral. “Mide pésimo y corremos el riesgo de perder La Matanza, el bunker del peronismo bonaerenes”, exclama escandalizado un curtido dirigente provincial. Esta situación se reproduce en buena parte del conurbano. Para quienes vienen soportándola desde hace más de quince años, unidad consensuada y La Cámpora son dos conceptos reactivos.
Así las cosas, con Cristina privada de sus derechos a competir electoralmente, su figura se deteriora para quedar rápidamente en el recuerdo. Hoy en día es una figura de división que promueve el sectarismo visceral de La Cámpora. Una piedra en el zapato para el intento de reinvención actual del peronismo. Por eso muchos no verían con malos ojos que se endurecieran sus condiciones de detención. No por venganza hacia ella, sino en defensa de un panperonismo en terapia intensiva. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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