
Cultura
Bajo la cobertura de la gestión libertaria y con el respaldo de los “Jaimitos” de Santiago Caputo, los operadores de Luana y Guido Volnovich siguen moviendo dinero, cargos y contratos dentro del organismo más grande del país.
La promesa de barrer con “la casta” duró poco. Casi dos años después de la asunción de Javier Milei, el PAMI sigue siendo el mismo refugio de privilegios, acomodos y licitaciones dirigidas que fue durante el kirchnerismo. Detrás de los nuevos nombres, Luana Volnovich y su hermano Guido conservan poder real, y su red de confianza continúa operando en las sombras de la gestión libertaria.
Uno de los puentes entre el viejo esquema y el nuevo se llama Carla Betina Gesualdo. Fue secretaria personal de Guido Volnovich durante cuatro años y su mano derecha en la confección de licitaciones millonarias del área de Comunicación. Cuando el hermano de Luana dejó el cargo, Gesualdo no solo no fue desplazada, sino ascendida: hoy es jefa de División de Control de Gestión y Presupuesto del área de Comunicación. Su función es la misma que antes -controlar los circuitos administrativos de las contrataciones y la distribución de fondos-, pero ahora bajo el paraguas del flamante jefe de Gabinete del PAMI, Lucas Catalin Malin, un ex funcionario del Pro vinculado directamente con Santiago Caputo.
Malin, que antes fue gerente de Comunicación, no cortó los lazos con el pasado kirchnerista, sino que los fortaleció. Es él quien mantuvo a Gesualdo en el área clave y quien permitió que su estructura siga intacta. En los pasillos del PAMI lo describen como el “nuevo Guido Volnovich”, pero con respaldo libertario.
Su ascenso coincidió con una serie de reacomodamientos internos, especialmente en la sede de Chivilcoy, donde se desplazó personal histórico y se designó a María Julia Gesualdo, hermana de Carla, como jefa de Promoción Social. El regreso de los apellidos familiares marcó el regreso de las viejas prácticas.
Según trabajadores del organismo, mientras los sueldos llevan trescientos días congelados y las prestaciones se reducen, las licitaciones del área de Comunicación se agrandan y los funcionarios afines reciben aumentos selectivos bajo la figura de “incisos”. El relato de austeridad convive con un crecimiento silencioso de los contratos y con la continuidad de la caja política que antes manejaban los Volnovich.
A ese esquema se suma otro nombre clave: Candelaria Perelli, ex empleada del PAMI, trasladada por Malin al hospital Garrahan como jefa de Comunicación Digital, con un sueldo millonario. Perelli, presunta pareja de Malin y ex integrante de Move Group (la consultora de Santiago Caputo), representa la pata libertaria de un entramado donde kirchnerismo y caputismo se mezclan con naturalidad.
En los hechos, lo que se configuró en el PAMI es una alianza de continuidad: los operadores de Volnovich garantizan el conocimiento interno y los vínculos administrativos; los “Jaimitos” de Caputo aportan cobertura política y control comunicacional. El resultado: una estructura que mantiene las mismas lógicas de acomodo y manejo discrecional de fondos, ahora bajo el discurso del cambio.
En un organismo que administra miles de millones y asiste a los jubilados más vulnerables, Luana Volnovich puede haber perdido el cargo, pero no el poder. Su gente sigue ahí, firmando licitaciones, manejando presupuestos y asegurando que, pase el gobierno que pase, el negocio del PAMI nunca se detenga. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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