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Pedro Schiuma, director de Educación de Adultos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, dialogó con RADIO REALPOLITIK FM (www.realpolitik.fm) sobre el abandono escolar juvenil, la terminalidad del secundario, el impacto real de la virtualidad durante la pandemia y los desafíos actuales para integrar tecnología sin perder calidad pedagógica.
“El sistema educativo está en permanente movimiento, pero nuestros sistemas siguen siendo demasiado estáticos”, comenzó Pedro Schiuma. “Cada vez aumenta la cantidad de jóvenes que no terminan la secundaria en tiempo y forma, mientras disminuyen los nacimientos. Eso genera un reacomodamiento completo: baja la matrícula en inicial y primaria, pero crece la demanda en educación de adultos”.
El funcionario explicó que en los últimos años se consolidó un fenómeno marcado: “Son cada vez más los jóvenes de alrededor de dieciocho años que abandonan el secundario y luego buscan retomarlo a través de los CENS, el Plan FinEs u otros dispositivos. Las posibilidades de inserción laboral sin el secundario terminado son mínimas. Terminar la escuela hoy es condición necesaria, aunque ya no suficiente”.
En su repaso histórico, Schiuma destacó la experiencia del Plan Fines. “En la ciudad y en provincia cumplió un rol muy importante. En 2018 hicimos una evaluación con 3 mil estudiantes de Fines y 3 mil de CENS, y los resultados fueron prácticamente similares. Muchas críticas eran más mito que realidad”. Sin embargo, aseguró que el desafío sigue siendo encontrar el equilibrio entre la inclusión y la calidad educativa: “Bajar la vara para que entren todos genera después la ola que la sube para mejorar la calidad, y en ese proceso muchos quedan afuera”.
Consultado por el impacto de la pandemia, fue categórico: “Todavía no terminamos de dimensionar lo mala que fue. Antes de diciembre de 2019 nadie sabía lo que era Zoom. Se hizo lo que se pudo, pero decir que la trayectoria educativa se sostuvo por Zoom es falso”.
Schiuma recordó que en los sectores más vulnerables la conectividad era mínima. “Muchas familias tenían un solo teléfono con pocos datos. Tampoco los docentes tenían computadora o buena conexión. Las escuelas siguieron abiertas para entregar alimentos y vacunar, pero pedagógicamente 2020 y 2021 fueron muy difíciles”.
Sobre la virtualidad pospandemia, remarcó: “La discusión hoy es cómo generar vínculo pedagógico en la virtualidad. El vínculo docente–alumno es central. Lo híbrido es un camino, pero todavía falta mucho por construir”.
Otro desafío actual, según Schiuma, es el uso del celular en las aulas. “La desconcentración es enorme y afecta los aprendizajes. No se trata de prohibir por prohibir; se necesita un debate serio. La escuela es una comunidad y debe acordar sus reglas de juego. También hay que hacer un pacto con las familias: qué se enseña en casa y qué en la escuela. No todo puede recaer sobre el docente”.
En cuanto a la integración tecnológica, llamó a revisar la estructura del sistema educativo: “Seguimos con la misma organización de hace cien años: director, vicedirector, secretaria. Pero nadie fue formado para la tecnología. Impactar tecnología sin acompañamiento humano no sirve. Antes reconvertíamos al profesor de mecanografía en profesor de computación solo porque conocía el teclado. No podemos repetir esos errores”.
Finalmente, Schiuma insistió en la necesidad de repensar el modelo educativo sin atajos ideológicos: “Durante años se creyó que entregar computadoras mejoraba automáticamente el aprendizaje, y los estudios demostraron que no fue así. La tecnología tiene que tener un propósito didáctico. El desafío es enorme, pero imprescindible si queremos que más jóvenes y adultos puedan terminar la escuela y proyectarse hacia estudios superiores”. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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