Municipales
Marcelo Morante, médico experto en cannabis y uno de los principales impulsores de la regulación del cannabis medicinal en Argentina, visitó los estudios de REALPOLITIK FM y analizó los desafíos actuales en torno al REPROCANN, el rol de las provincias y la necesidad de garantizar los derechos de los usuarios en todo el país.
Marcelo Morante explicó que muchas jurisdicciones tomaron la iniciativa frente a las demoras administrativas del sistema nacional de registro: “Algunas provincias que quisieron ir un poquito más lejos tienen su propia regulación, su propia ley de cannabis medicinal y propia ley de la industria, porque lo que intentan es que esta demora que se genera hoy en el REPROCANN, que tiene una demora para el trámite de casi un año, las provincias quieren… gestionar su propio registro, para que el territorio registre y contenga su escenario”.
Según detalló, este proceso ya empezó a tomar forma: “Lo está haciendo Chubut, lo está haciendo Mendoza, Salta, Chaco… El territorio está diciendo, más allá de que podemos hacer el desarrollo de una industria, claramente tiene que proteger los derechos de los usuarios en aquel territorio”.
En esta línea, remarcó la importancia de la autonomía provincial: “El territorio no puede poner en manos de un ministerio de Salud de Argentina la contención de todos los usuarios del cannabis, sino que tiene que decir: bueno, el diagnóstico lo puedo hacer yo, tengo mi ministerio de Salud propio, y de alguna forma puedo registrar y generar un software para que la respuesta sea más rápida, porque está en juego un derecho”.
Durante la entrevista, Morante recordó un concepto que considera central para comprender el enfoque adecuado en materia de control y acceso: “El ministerio de Seguridad está para proteger derechos, no vulnerarlos en función de la lucha contra las drogas”.
Y profundizó: “Básicamente, el consumidor tiene derechos consagrados porque en su intimidad, en su autodefinición, en su autocuidado, en el uso medicinal, tiene definiciones propias que ningún Ministerio de Seguridad se podría… decir: en nombre de la lucha contra, te explota un patio por tres plantas”.
Morante también repasó cómo surgió el abordaje institucional del cannabis medicinal dentro de la Universidad Nacional de La Plata. Recordó que el proceso se inició hace más de una década: “Allá por el 2013 se interpelaba qué modelo de médico queríamos formar en nuestra facultad y en esa búsqueda de un médico integral, de un médico que tuviera una mirada sobre los cuidados paliativos, aparecía una discusión en Uruguay”.
Ese punto marcó un antes y un después en el ámbito académico: “Fue la primera facultad de medicina que discutió la temática desde lo biológico, desde la ciencia y sin dejar de ver que había un proceso social en marcha”. Su especialización en Canadá fue determinante: “Tomé el modelo canadiense y lo traje aquí a la facultad”.
Sin embargo, reconoció que el impacto inicial fue desafiante: “Cuando llegué a Canadá y vi la planta dije: ‘Qué difícil va a ser explicarle a la facultad de medicina que esto comienza en una planta prohibida’”.
Uno de los hitos más significativos fue el trabajo comunitario que impulsó en su ciudad natal. “Podía encontrar yo un modelo en mi pueblo donde todos los actores se hicieran presentes y de alguna forma escuchar la perspectiva desde el párroco, el policía, la docente, el paciente”.
Ese diálogo derivó en una medida histórica: “La Madrid va a generar una ordenanza… donde le va a pedir al estado nacional modificar la ley de droga respecto del cannabis medicinal”. El impacto trascendió fronteras: “Apareció de repente una prensa internacional porque no se entendía por qué un pueblo rural… discutía el cannabis medicinal”.
Morante destacó el rol de los estudiantes en la ampliación del debate académico: “Claramente que los alumnos lo toman mejor que los profesores”. El interés estudiantil evidenció una brecha formativa: “El alumno tenía mucho más conocimiento que los profesores respecto a la temática de cannabis en general”.
Para el especialista, el avance científico debe acompañarse de cambios regulatorios: “Si uno no modifica los marcos regulatorios, no resuelve el acceso”. Ese proceso lo llevó incluso al Congreso de la Nación Argentina: “De repente me vi con una chaqueta blanca en una foto en el Congreso de la Nación diciendo: ‘Estoy discutiendo con la ministra de Seguridad’”.
Y recordó cómo la clasificación internacional condicionaba la discusión local: “La planta en la lista cuatro no se le reconoce propiedades terapéuticas, sino solamente potenciales adictivos”.
El camino, reconoce, también implicó un cambio interno: “No siento un retroceso, siento que me estoy completando”. Morante señaló que el rechazo al cannabis suele tener una raíz común: “El desconocimiento hace que rechacemos la temática”. Incluso reflexionó sobre los miedos que atravesó durante su formación:
“El desconocimiento y el temor es un poco lo que hace que uno no pueda avanzar como proceso”.
Y evocó experiencias que marcaron su carrera: “Recuerdo cuando viajé a España… el temor y el desconocimiento de cómo iba a ser eso. Pero también recuerdo que cuando fui médico rural era otro el desafío, hasta que uno escucha, sabemos que somos parte de una solución y tenemos que, de alguna forma, darle una respuesta concreta”.
Consultado sobre si volvería a recorrer el mismo camino, fue contundente: “Volvería a hacer el mismo camino, con la misma intensidad, con el mismo amor, porque me parece que… la educación sigue siendo la estrategia”.
Morante cerró con una reflexión que sintetiza su mirada sobre la profesión y el rol social del conocimiento: “El médico rural puede encontrar una herramienta en resolver un asfalto. El médico en Madrid puede estudiar la mutación genética de un receptor de insulina. El profe en la facultad puede buscar un modelo médico. Y un político o un gobernante puede buscar una sociedad más justa. O sea que son caminos”. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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