Opinión
Es abogado penalista, operador judicial y político, con gran influencia en la iglesias evangélicas. Ahora será empleado del Senado de la Nación Argentina y según distintas fuentes aún lo es de la Legislatura de Río Negro.
Damián Torres es un abogado que tuvo un salto transdental no solo en la política rionegrina: sus artimañas llegan hasta la provincia de Neuquén. Durante muchos años trabajó al lado de Alberto Weretilneck, quien le dio el visto bueno para su salto a La Libertad Avanza con aspiraciones de ser el próximo intendente de la ciudad de Viedma. Aunque entre sus acciones se encuentra la férrea defensa de la narco-diputada, Lorena Villaverde, el letrado ahora se fue con Nadia Márquez, de quien será su principal asesor en el Senado de la Nación Argentina.
Durante años, Torres se movió en silencio en los pasillos del poder rionegrino. Abogado penalista formado en Viedma, asesor de confianza de figuras provinciales y operador jurídico de distintos armados, construyó un perfil técnico que le permitió acceder a lugares donde pocos llegan. Hoy, reconvertido en “referente” de La Libertad Avanza en Río Negro y Neuquén, se presenta como un pro vida puro, aunque su historial político cuenta una historia bastante más compleja.
Torres desarrolló una sólida carrera como abogado penalista en Viedma, especializándose en causas de alto impacto mediático y en la elaboración de textos y posicionamientos polémicos defendiendo a personas con antecedentes penales calamitosos. Esa visibilidad lo insertó rápidamente en el engranaje político provincial y le mereció amistad con muchos funcionarios del gobierno de Alberto Weretilneck. Hasta el 2024 se desempeñó como apoderado de Juntos Somos Río Negro (JSRN) y su rol no fue menor: el apoderamiento partidario es el control real sobre elecciones internas, presentaciones jurídicas, financiamiento, fiscalización y vida orgánica del partido. Torres ocupó allí un lugar estratégico, con acceso directo a la cúpula del oficialismo provincial.
Su cercanía con el poder no terminó ahí. Fue abogado personal de Alberto Weretilneck, con quien mantuvo -y en parte aún mantiene- un vínculo fluido. También tejió una relación laboral estrecha con Manuel Casariego, con quien tuvo un estudio jurídico, actual secretario de Justicia de Río Negro y uno de los funcionarios más escuchados dentro del andamiaje gubernamental. Con ambos construyó una red de influencia que lo ubicó en la zona de confort del oficialismo durante años.
A partir de 2024, Torres comenzó un viraje hacia La Libertad Avanza. Primero se ubicó en la estructura técnica del partido, trabajando en apoderamientos, armado jurídico y validación de listas. Luego avanzó como referente político en Río Negro y Neuquén, e incluso fue tanteado como candidato a diputado nacional por el espacio.
A finales de este año, consolidó un paso decisivo al equipo legislativo de Nadia Márquez, senadora electa por Neuquén también con gran influencia en el evangelisismo con un prontuario polémico, ya que fue acusada de estafar con certificados truchos de cursos o carreras en Neuquén. En este sentido, Damián Torres, amplió su radio de acción hacia el Congreso de la Nación Argentina y convirtiéndose en uno de los principales operadores del libertarismo patagónico.

Pero la transición no estuvo exenta de polémicas. Mientras crecían sus apariciones públicas como dirigente libertario, seguía arrastrando vínculos administrativos con el provincialismo rionegrino. Hasta donde existen registros públicos, Torres cobró de la Legislatura de Río Negro hasta mayo de 2025.
Incluso hoy, diversas fuentes de la Legislatura aseguran que aún figura como empleado del bloque de Juntos Somos Río Negro, conducido por el legislador Facundo López, mano derecha de Weretilneck y una de las figuras más influyentes del oficialismo. Ese doble rol dejó al descubierto un costado incómodo de su narrativa libertaria y la disputa simbólica entre la ruptura y la continuidad.
Un elemento menos visible, pero fundamental en su crecimiento, es su influencia en sectores de las iglesias evangélicas, especialmente aquellas con fuerte anclaje territorial en el Valle y la zona atlántica. Su discurso provida, su formación jurídica y su presencia en actividades comunitarias le permitieron consolidar vínculos con pastores, líderes y organizaciones de base que lo respaldan en su avance político.
A esto se suma una definición estratégica que ya circula en su entorno y que anunció el propio Torres, con pretensiones de ser el próximo intendente de Viedma. Su armado territorial, sus contactos en el sector religioso, su presencia en la escena política provincial y su doble anclaje —entre el oficialismo histórico y el libertarismo emergente— apuntan a un proyecto municipal con aspiraciones reales de competir en la capital rionegrina.
Su habilidad para operar puertas adentro, su conocimiento del andamiaje legal de los partidos y su red transversal en JSRN, en el poder judicial provincial y en LLA le otorgan un capital político propio que excede su rol actual. Ese capital es, precisamente, el que proyecta su ambición municipal.
Torres se convirtió así en un personaje que genera tensión en varios frentes. Para Juntos Somos Río Negro, representa una fuga moderada con mucho contacto con el oficialismo. Para La Libertad Avanza, es una figura valiosa pero difícil de encajar dentro del relato de la “anticasta”, por su larga trayectoria dentro del sistema político provincial.
Para sectores de la oposición, es la prueba de que el libertarismo rionegrino y ahora neuquino, se nutre de cuadros provenientes del propio oficialismo rionegrino.

Mientras tanto, Torres avanza. Sostiene su doble identidad entre lo jurídico y lo político, entre el pasado provincialista y el presente libertario, entre la estructura institucional de Río Negro y la mística evangélica que lo acompaña. En esa combinación —a veces contradictoria, a veces complementaria— se explica su crecimiento.
Su futuro inmediato parece con la intención de ordenar el armado libertario, fortalecer su base evangélica, mantener los vínculos que nunca cortó del todo con el oficialismo y, finalmente, competir por la intendencia de Viedma.
En una provincia donde casi nadie rompe del todo con nadie, Torres encarna esa lógica a la perfección, un operador silencioso, un abogado con poder y un dirigente que construye en todas las diagonales posibles del mapa político patagónico. (www.REALPOLITIK.com.ar)
ETIQUETAS DE ESTA NOTA
¿Qué te parece esta nota?
COMENTÁ / VER COMENTARIOS