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Javier Pinto, presidente de la fundación Enebro de Prevención y Abordaje del Suicidio, Autolesiones y Adicciones, conversó con RADIO REALPOLITIK FM (www.realpolitik.fm) sobre las estadísticas de suicidios por género en Argentina, las tentativas y la complejidad del acompañamiento a quienes transitan ideas suicidas.
“Tres de cada cuatro personas que se suicidan son varones, es decir, el 75 por ciento. Esto ocurre tanto en nuestro país como a nivel mundial. La prevalencia del género masculino está muy marcada en esta problemática”, inició Javier Pinto, quien remarcó que, a la inversa, “son las mujeres las que más intentan quitarse la vida, aunque no suelen concretarlo”.
El especialista explicó además la diferencia entre un intento real y lo que se conoce como acting: “Cuando hablamos de intentar, hablamos de intentos concretos de quitarse la vida. El acting es otra cosa: es un llamado de atención o una maniobra que algunas personas utilizan, incluso para obtener algún beneficio. Pero aun así, toda expresión de ‘me quiero suicidar’ debe ser tomada con absoluta seriedad y requiere un abordaje profesional”.
Respecto a por qué muchas tentativas no se concretan, Pinto fue contundente: “Estamos hechos para la vida, no para la muerte. El instinto de supervivencia, que traemos desde el vamos, trabaja hasta el último segundo. Muchas veces es ese instinto el que lleva a que la persona elija métodos no letales o que no pueda completar el acto”.
En referencia al crecimiento de la problemática, señaló: “En Argentina, los suicidios vienen aumentando año tras año desde hace quince años. En 2024 se registraron 4.249 casos, aunque sabemos que hay un subregistro. Estamos hablando de al menos doce casos por día, probablemente más de quince o dieciséis si se contaran todos”. Y agregó que, según el ministerio de Salud de la Nación, veintidís personas intentan suicidarse diariamente, superando incluso las estadísticas globales de la Organización Mundial de la Salud.
“Hace 30 años moría más gente por accidentes de tránsito que por suicidio. Hoy, el suicidio es la primera causa traumática de muerte en Argentina. Hicimos prevención vial durante décadas y funcionó. Ahora el desafío es hablar de suicidio y de cuidado de la vida en las escuelas desde edades tempranas”, consideró el presidente de la fundación Enebro.
En cuanto a cómo acompañar a alguien sumido en la depresión o ideas suicidas, Pinto señaló que no existe una fórmula única: “Cada caso es único. A veces es un abrazo, a veces es estar en silencio al lado de la persona, a veces es tiempo. Lo esencial es no abandonar y no desanimarse. La persona necesita encontrar su momento para hablar y uno debe estar ahí”.
Consultado sobre cómo responder cuando un ser querido empieza a verbalizar ideas suicidas, fue claro: “Primero, dejarlo hablar. Probablemente no te va a gustar lo que escuches, porque lo que estuvo silenciado muchos años duele. Pero es su dolor, no el mío. Validar ese dolor es lo primero para que la persona empiece a sanar”. Y enfatizó que la reacción típica de minimizar suele ser una defensa propia, no una ayuda para quien sufre.
Finalmente, Pinto también subrayó la dificultad emocional que implica para muchas familias enfrentar esos silencios: “Cuando alguien finalmente se anima a hablar, rompe miedos y expone cosas que nunca dijo. Eso moviliza mecanismos de todo el grupo familiar y no siempre son lindos. Pero qué importante es que como padres entendamos que podemos equivocarnos y que debemos validar el dolor de nuestros hijos, incluso cuando ese abrazo que dimos no llegó de la forma que creíamos”. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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