La prensa de Leandro Santoro, de furibunda defensora del “campo popular” a desempleada anti-K

El artículo que generó el malestar de Bárbara García difundía una cámara oculta, exponiendo los festejos de dirigentes de La Cámpora tras el triunfo en la elección interna del gremio ATE. En ese marco, la mujer que se vanagloriaba de manejar la prensa de Leandro Santoro, se comunicó con este medio manifestando su disgusto con la nota e insinuando su voluntad de eliminarla, amenazando a REALPOLITIK con la posibilidad de no tener más entrevistas con su jefe.

“Mi nombre es Bárbara García. Yo soy prensa de Leandro Santoro, puntualmente en estos momentos con el tema de la campaña estoy abocada casi al mil con él. También de Amado (Boudou) y de Gabriel Mariotto, ya que desde la época en que él era vicegobernador sigo siendo su personal de prensa”. Y agrega: “Ha molestado mucho una nota que sacaron con respecto a actividades que tienen que ver con lo personal, que no suman a la causa popular y a mejorar un país, el país que estamos padeciendo todos”. “Pensé que los fundamentos de ustedes eran mucho más serios en cuanto a notas. Simplemente manifestarte mi repudio total y absoluto a lo que hicieron, innecesario. De parte nuestra, no tienen más notas fundamentalmente con Leandro Santoro”, concluye el audio de WhatsApp enviado a un periodista del staff.

Como mencionamos al principio, Bárbara García es hermana de Camilo García, el periodista ultrakirchnerista que actuó como portavoz del gobierno de los Kirchner durante doce años. Ambos son hijos de Carlos Martín García, ex presidente de Télam durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner, y de una madre desaparecida durante la dictadura militar.

Sin embargo, hace algunos meses, todo cambio en la visión de Bárbara. De pronto, el “campo popular” que supo defender, y que supo defenderla a ella, le soltó la mano y quedó en la calle, desempleada. De nada sirvió vapulear colegas, intentando adoctrinarlos por medio de amenazas absurdas. La situación la llevó a publicar múltiples posteos en redes sociales, insultando a los más variados cuadros del kirchnerismo, incluyendo a reconocidos miembros de la cúpula de La Cámpora y del gobierno saliente.

Aunque algunos de estos posteos finalmente fueron eliminados, otros, en cambio, todavía permanecen on line. El más reciente tuvo lugar el día de ayer, cuando se enteró de que no trabajaría más en el Senado de la Nación:

“Finalmente llegó el día que yo pensé que no iba a llegar, yo pensé que me iban a decir: 'No, bueno Barby, se arregla. ¿Cómo es tu situación económica? ¿Podés comer, no podés comer? ¿Cómo es tu vida?'. Tengo 56 años. Me faltan tres para jubilarme, voy a cumplir 57. No, al senador Mariano Recalde, dueño de uno de los estudios laboralistas que defiende el derecho de los trabajadores más importantes del país me dejó en la calle como un perro, sin preguntarme cuál era mi situación y mi condición. En la calle como un perro.  ¿Por qué? Porque no soy camporista. Gracias compañero Recalde. I love you. Gracias. Cagar a un compañero no se perdona, y yo a vos esto no te lo voy a perdonar. Y no me manden a pedir que baje el video”.

Dos días antes, la hermana de Camilo García se había referido en duros términos contra Cristina y Alberto Fernández, a quienes responsabilizó de abrirle la puerta a “los genocidas”.

“Ver asumir como vicepresidenta de la nación a la cómplice de los genocidas y el exterminio de seres humanos, como la señora Victoria Villarruel, es algo que nunca en lo personal le voy a perdonar a la gestión de Alberto y de Cristina Fernández de Kirchner, porque digan lo que digan, del cabaret y del puterío de internas, uno fue presidente y otra vicepresidenta perjudicando la memoria, la verdad y la justicia”.

En ese marco, el 5 de diciembre, la ex prensa de Leandro Santoro había publicado otro video, paradójicamente, cuestionando los privilegios de la “casta” política.

“En mis treinta y seis años de carrera como periodista y productora, nunca vi una gestión tan inoperante, tan malvada, tan despiadada, que ha tratado tan mal a los trabajadores, que los ha dejado huérfanos, acéfalos y solos, y que encima ahora los entrega y los deja en la calle antes de darle la posibilidad a los laburantes de que puedan ver de qué manera continuar con su fuente de trabajo, porque alimentan a sus hijos, porque llevan el pan a las casas. Ahora, eso sí, ellos arreglaron todos. Ya saben quiénes son ellos. Están todos arregladitos, a nadie le falta nada, todo bien. Alberto Fernández doy gracias a dios que te vas”.

Aunque triste, la experiencia de Bárbara García expone una realidad común en la política argentina: la defensa de dirigentes políticos prácticamente siempre culmina en el desencanto. (www.REALPOLITIK.com.ar)

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