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El régimen de Teodoro Obiang Nguema, el dictador más longevo y cruel del planeta, afirma haber recibido el respaldo de un gobierno que se jacta de defender la libertad. La denuncia alcanza dimensiones más graves al atacar a un referente exiliado que logró instalar en la Argentina la causa de una isla sometida a siglos de esclavitud y represión.
Un medio vinculado directamente al régimen de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, el autócrata que gobierna Guinea Ecuatorial desde 1979, dio a conocer que el gobierno argentino encabezado por Javier Milei habría expresado oficialmente su respaldo a ese país africano, rechazando el reclamo de los habitantes de Annobón, una isla que vive bajo una opresión sistemática desde hace más de cinco siglos y supo depender políticamente de Buenos Aires en épocas del Virreinato del Río de la Plata.
El pronunciamiento habría llegado en forma de "nota verbal" por parte del embajador argentino en Etiopía, Juan Ignacio Roccatagliata, al representante permanente del régimen ecuatoguineano en ese país, Miguel Ntutumu Evuna Andeme. El mensaje fue claro: en la disputa territorial que mantiene Guinea Ecuatorial, Argentina se pondrá del lado de los victimarios. En otras palabras, Milei se alineó públicamente con una de las dictaduras más atroces del mundo, a contramano de su propio discurso libertario y antiestatista.
La polémica nota africana, que fue publicada solo en el medio InfoAnnobon, no se queda ahí. En su afán por desacreditar a la Causa Annobón, el artículo arremete contra Orlando Cartagena Lagar, un ciudadano annobonés que se exilió en España tras ser perseguido por el régimen de Obiang y recientemente visitó la Argentina, donde mantuvo numerosas reuniones con políticos, académicos y referentes sociales con el objetivo de dar a conocer la realidad que se vive en su país.
Lo que el régimen y sus medios omiten deliberadamente es que Cartagena fue salvajemente torturado en Guinea Ecuatorial y logró escapar gracias al apoyo de organizaciones vinculadas a los derechos humanos, como Amnistía Internacional. Desde entonces, ha trabajado incansablemente por denunciar ante la Organización de las Naciones Unidas los crímenes del régimen de Obiang, en particular en la isla de Annobón, una región que sufre condiciones de aislamiento total, militarización, hambruna estructural y aberrantes violaciones de derechos humanos, incluyendo abusos sexuales a menores de edad, reclamando la posibilidad de que el pueblo pueda ser gobernado por representantes de su propia etnia, denominada Ambô.
El episodio adquiere una dimensión aún más paradójica cuando se recuerda el vínculo histórico entre Argentina y Annobón. Durante el Virreinato del Río de la Plata, la isla fue parte del sistema de comercio esclavista que conectaba África con Sudamérica, dependiendo directamente del poder porteño y formando parte integral de su territorio. Hay quienes la definen como "las Malvinas que Argentina nunca reclamó". El tráfico de esclavos desde Annobón a Buenos Aires y otras ciudades virreinales, como Montevideo, dejó una marca indeleble en ambas orillas del Atlántico.
Hoy, ese pasado reaparece en forma de compromiso moral. Diversos legisladores, académicos, referentes sociales y organizaciones no gubernamentales en Argentina han expresado en los últimos meses su apoyo a la Causa Annobón, impulsados por una mezcla de responsabilidad histórica y sensibilidad humanitaria frente a un pueblo que vive desde hace más de cinco siglos siendo transferido de potencia en potencia, sin haber tenido jamás autodeterminación ni soberanía.
Según se desprende del artículo oficialista, el supuesto respaldo argentino al régimen de Obiang sería fruto de una extorsión: el miedo a que Guinea Ecuatorial retire su apoyo al reclamo argentino sobre las Islas Malvinas. Sin dudas, un paralelismo burdo e inaceptable. Mientras que la población implantada de las Malvinas se autogobierna bajo un sistema democrático (aunque dependan del Reino Unido), el pueblo annobonés, con su idioma, su cultura y su particular historia colonial, lleva medio siglo secuestrado por un estado policial, sin libertad de expresión, ni elecciones libres, ni acceso a internet, ni a servicios básicos y mucho menos a comida.
Annobón fue incluida al territorio de Guinea Ecuatorial por decisión del dictador español, Francisco Franco en 1968. Por otra parte, la legitimidad democrática de su régimen es nula, ya que ha recibido innumerables condenas judiciales y denuncias de organismos como Human Rights Watch, Amnistía Internacional, Reporteros Sin Fronteras, Naciones Unidas y Human Rights Foundation, entre muchas otras. La isla de Annobón ha sido descrita como una prisión geográfica, una especie de laboratorio de terror estatal en miniatura, controlada con puño de hierro y sometida a un constante apagón informativo y represivo.
La visita del Embajador #Juan Ignacio #Roccatagliata, es el testimonio del firme compromiso de la República Argentina de seguir fortaleciendo las excelentes relaciones de amistad con Guinea Ecuatorial, como dos países hispanohablantes y del Sur global. pic.twitter.com/W9bsz1YGU2
— Embajada Guinea Ecuatorial en Etiopía (@guinea_en50642) May 15, 2025
El presunto alineamiento del gobierno de Milei con un régimen que representa exactamente todo lo que dice combatir -estatismo absoluto, represión militar, censura, privilegios dinásticos, corrupción estructural- no puede interpretarse más que como una hipocresía política de proporciones internacionales. No sólo porque contradice los principios libertarios que dice profesar, sino porque constituye un aval tácito a un sistema que somete a un pueblo entero a la miseria y al silencio.
La comunidad internacional debe preguntarse: ¿Cómo puede un gobierno que se proclama adalid de la libertad rechazar a quienes luchan por ella? ¿Qué mensaje envía Argentina al mundo cuando condena a un activista torturado mientras estrecha la mano de su torturador?
Annobón no es una invención. No es un capricho ni una provocación ideológica. Es una herida abierta de la historia africana y latinoamericana, una deuda pendiente con la dignidad humana cuyo grito de ayuda ahora busca ser silenciado con la complicidad de Argentina. (www.REALPOLITIK.com.ar)
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